El proselitismo político prematuro puede tener un impacto significativo en la percepción pública y en los procesos electorales. El proselitismo político no es más que aquel que se dedica a convencer a nuevos seguidores para una causa política, como por ejemplo las elecciones presidenciales. O cualquier otro tipo de movimiento político. Se debe tener claro que entre proselitismo lo pueden desarrollar las organizaciones políticas en todo momento, por medio de asambleas de su militancia entre otras actividades y campañas electorales, cuando los candidatos oficiales de los partidos promocionan sus nombres e imágenes en los plazos que establece la ley.

Las extemporaneidades de las campañas políticas en República Dominicana no son nuevas, la premura de sus inicios para las elecciones del 2020 dio inicio en el 2017, con tres años de anticipación a pesar de que la Junta Central Electoral haberles pedido a los partidos el cese de las campañas.

Muy a pesar de la legislación actual ley de partidos 33-18 en su artículo 78 sanciona   la campana electoral fuera de plazo se ha mantenido. Y todo parece indicar que el periodo 2028 no será diferente

En el proceso democrático, el impacto de cómo el proselitismo político prematuro afecta la equidad del proceso electoral, favoreciendo a ciertos candidatos o partidos dependiendo de los recursos podrían tener cierta ventaja frente otros con recursos económicos menores.

Inteligentemente usan buenas estrategias y las tácticas comunes que se utilizan en el proselitismo político prematuro, como campañas en redes sociales, anuncios publicitarios, eventos públicos, etc.

Es innegable el impacto que genera en la opinión pública al proselitismo prematuro influyendo en la opinión pública y en la decisión de voto. Los madrugadores no se preocupan si esta práctica podría causar fatiga electoral o aumenta la polarización asumen el viejo refrán de que quien madruga Dios le ayuda.