¿Qué siembras, cardos y espinas?

Ultima Actualización: martes, 02 de enero de 2024. Por: Ramiro Francisco

Ahora, que exigimos el cumplimiento de normas éticas en el cumplimiento del deber para los servidores del Estado, policías y militares, nosotros como simples ciudadanos, debemos preguntarnos, si por igual lo estamos haciendo.

Ahora, que nos esforzamos en tener miles de seguidores y que nuestros trabajos publicados en la red o determinadas plataformas digitales alcancen miles de likes, deberíamos hacer un alto y revisar qué estamos dando a la sociedad.

Porque, por alcanzar números altos de “me gusta”, somos muchas veces capaces de escribir, replicar y publicar noticias falsas y desinformaciones solo para llamar la atención de amigos y seguidores, sin importar el daño que podemos ocasionar a sabiendas o de manera inocente.

Muchos “expertos” tienen hasta varias de las llamadas cuentas, con fotos diferentes y URL dudosas, en las que vierten toda suerte de estiércol, solo con la intención marcada de hacer daño.

Se refugian en el “supuestamente”, en el “se dice” en “una fuente de entero crédito”, para tratar de enlodar honras bien ganadas en la sociedad.

Luego, dan lástima. Casi llorando suelen ofrecer excusas y desmentidos, al ser llamados a los tribunales y tener las “manos vacías sin pruebas reales” para defenderse.

Viven, en esa burbuja de “líderes de la Comunicación y el Periodismo” hasta un día en que se baja el telón de sus comedias.

Lo peor de estos “dramas”, es que muchos de nosotros, somos quienes les ayudamos y solventamos sus temeridades e insolencias, al publicar, compartir y comentar favorablemente sus diabluras.

Empresarios, políticos, funcionarios y hasta legisladores (muchos de manera inocente) respaldan económicamente sus programas y plataformas, donde vierten sus sandeces, tonterías, bobadas y estupideces, que tanto daño hacen a la sociedad.

No buscamos, una sociedad perfecta, pero…precisamente, es buena parte de la misma sociedad que con sus silencios, permite el crecimiento y diseminación de esos cardos y espinas.

Al secarse sus raíces, luego se notan secos, quebrados e inservibles. Como si la Vida misma, les brindara el fruto de sus propias siembras.