El discurso del rey

Ultima Actualización: lunes, 23 de diciembre de 2019. Por: Luis Henriquez Canela

Sin dudas, saber comunicar debe ser una de las cualidades propias de las personas que dirigen o quieren dirigir los destinos de cualquier conglomerado social el lenguaje, la capacidad de informar sobre planes y proyectos.

Sin dudas, saber comunicar debe ser una de las cualidades propias de las personas que

dirigen o quieren dirigir los destinos de cualquier conglomerado social el lenguaje, la capacidad de informar sobre planes y proyectos, la forma ordenada de indicar cómo se

llevarán a cabo, las diversas etapas en las que se dividirá su ejecución, qué se persigue,

qué se busca, por qué es bueno el proyecto; esa capacidad analítica-comunicacional debe ser clara y precisa si se quiere ser exitoso.

 

El político no solamente debe tener capacidad para informar, debe ser capaz, con su

discurso, de vincular a las personas a las cuales se dirige, debe crear en el pensamiento

del votante una necesidad, un anhelo, una causa común un hilo que conecte a todo el

conglomerado y lograr con ello la materialización de un pensamiento común una especie

de anhelo colectivo, de vínculo intangible entre los seguidores hacia él y sus promesas,

el contacto visual, el tono, el respeto por la opinión del otro, la gestión de las propias

emociones, tratar los temas de manera ordenada, mantener motivadas a las personas,

todas esas son cualidades de un buen orador, debe, además, estar abierto hacia la aceptación de las opiniones ajenas.

 

La coherencia entre el discurso y la propia historia de vida tiene una importancia capital

en la consecución de los objetivos, ya lo advertía en su tiempo el filósofo Cicerón, “no hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable”.