Debemos orientar y alentar el sentido de las informaciones, hay gente agradable y desagradable, porque muestra cada día que existen mecanismos alternativos para ofrecer información.

El presidente Donald Trump demostró contra viento y marea, que la formalidad noticiosa no fue obstáculo para su ascenso al poder. Debemos seguir construyendo formulas, porque el que construye opinión pública, debe hacerlo sobre la base de la investigación, la comprobación y la verdad.

Los comunicadores y periodistas estamos colocados en un dilema, ¿hacer rentable el rol de comunicador, o vamos a la acera del frente?

La condición de comunicador es un activo, es un rol que tiene carácter secundario, porque lo que es importante para el interés oficial o para el liderazgo político opositor, que también cree en ese método, utilizando la condición del periodista en términos de sus salarios, para cautivar y adoctrinar.

La formalidad salarial y comercial, no tiene manera de sostener estatus y calidad de vida para la clase periodística, a donde conduce eso, al terreno de cobrar por lo que se escribe y facturar lo que se dice, con extraordinarias excepciones.

Para eso algunos se han convertido en suplidores del estado, gestores de cobros y hasta constructores. El nivel de rentabilidad no está en los anuncios, está en el mecanismo de penetración, que puede ser para el logro de otros objetivos.

La comunicación al servicio del gobierno en la república dominicana está dentro de las tres actividades económicas más rentables.

Mientras la sociedad exige comunicadores honestos, serios, honrados y apegados a la ética y la verdad, por otro lado, esa misma sociedad no auspicia o patrocina esas exigencias para cumplir con las buenas prácticas del periodismo responsable.

Para enfrentar la corrupción existente en el país se necesita, una lucha social muy potente, o se necesita conflictos a nivel de las élites económicas y políticas, que faciliten y provoquen una mayor eficiencia del estado, provocando transformaciones, porque enfrentar el estado es muy difícil en cualquier parte del mundo.

Por Jorge Martínez. -