Instalaciones del viejo muelle de PP se caen a pedazos ante mirada indiferente de autoridades

Ultima Actualización: martes, 12 de agosto de 2014. Por: ANTONIO HEREDIA

Los hoyos en la superficie de esta terminal marítima son producto de la falta de mantenimiento.

PUERTO PLATA.- Completamente peligrosas e inservibles se encuentran en los momentos actuales las instalaciones del viejo muelle de esta ciudad construido en 1918 durante la ocupación militar norteamericana y que en horas de la mañana del 15 de abril del 1971, sirvió de puerto al crucero “Boheme”, primer trasatlántico que abrió en los años 70 el turismo de cruceros en la República Dominicana.
 
Los hoyos en la superficie de esta terminal marítima son producto de la falta de mantenimiento y las múltiples fisuras ocasionadas en su estructura por el terremoto del 22 de septiembre de 2003, constituyen un gran peligro para los marineros y visitantes que llegan de distintos países en naves acuáticas ya sean pesqueras o de paseo ya que a pesar de que este viejo puerto recibe a cientos de barcos de carga que generan miles de millones de pesos que van a destinos que en nada benefician a Puerto Plata.
 
Es penoso y vergonzoso para las autoridades gubernamentales, el innegable abandono que presenta este puerto por donde se inició el turismo de cruceros en la costa Norte de República Dominicana con la llegada hasta siete crucero semanalmente de cruceros como fueron el “Southward”, “Buick Princes", “Bolendand” y el “Sofnoward” frecuencia que se mantuvo desde 1970 hasta 1980.
 
Estos y otros trasatlánticos tocaban el viejo muelle de Puerto Plata repletos de turistas, los cuales recorrían las calles de ciudad, haciendo compras en tiendas de regalos, diferentes negocios, tiendas de Gift Shop, lo que permitió que por la gran cantidad de dólares que gastaban se dinamizara la economía de los Puertoplateños en años anteriores, lo cual en los momentos presentes solo es un vago recuerdo y añoranzas pasadas.
 
La estructura del viejo muelle de Puerto Plata está localizada con una majestuosa vista a la imponente montaña Isabel de Torres, justamente en la ladera izquierda de la bahía de esta ciudad, a pocos pasos de la antigua e histórica fortaleza colonial San Felipe, el cual constituyó en los años de bonanza económica para los Puertoplateños, el centro por donde se producía la exportación e importación de la carga de los todos los empresarios de la región del  Cibao. 
 
Sin embargo, esta actividad decreció notablemente a partir de 1927 cuando el gobierno de entonces dispuso que se mejorara el puerto de Santo Domingo ya que para el año 1975 el Presidente Joaquín Balaguer ordeno la construcción del nuevo espigón en Puerto Plata, lo que provoco que estas instalaciones se convirtiera el cual en la de mayor actividad comercial con que cuenta la Novia del Atlántico.
 
 
Este viejo puerto marítimo y comercial completamente deteriorado, sigue dando servicios a propietarios de barcos de cargas y de transporte de mercancía desde Estados Unidos hacia la costa Norte y el Cibao, además sirve como puerto matriz a la flota pesquera de Puerto Plata la cual está formada por unos 39 embarcaciones las cuales realizan sus labores en el llamado Banco de La Plata que es un santuario marino ubicado a unos 140 kilómetros al norte de la provincia de Puerto Plata y tiene una profundidad promedio de 20 metros, aunque puede alcanzar profundidades de hasta mil 800 metros.
 
 
Dicho espigón marítimo se continúa deteriorando de manera progresiva encontrándose completamente abandonado, lleno de basura, escombros, hoyos, baches, barcos de cargas y pescas que han sido abandonado por sus dueños, lo que constituye una amenaza para los pescadores y marineros que se arriesgan a laborar en esta terminal la cual es una bomba de tiempo, ya que por el avanzado estado de deterioro de sus instalaciones, en cualquier momento puede derrumbarse.
 
Según la evaluación visual de muchos pescadores y propietarios de embarcaciones aseguran que el conjunto pilotes o vigas que sostienen las estructuras del viejo muelle de Puerto Plata están totalmente socavadas y roídas por la inclemencia del tiempo, el salitre del océano atlántico y por la falta de mantenimiento.