Roberto Rodriguez Marchena
3 de septiembre de 2008
Conforta saber que mientras unos pugnan por
desarticular la sociedad hay fuerzas interesantes actuando en el sentido
contrario…y con mucho éxito, por cierto.
Sé de grupos de maestros y maestras de varios pueblos del interior que
se reúnen a conversar y a reflexionar sobre la realidad dominicana, sus
perspectivas y porvenir, y los términos en que se lleva a cabo esa
reflexión son mucho más que un buen augurio.
Otras son iniciativas culturales que ya empiezan a calar hondo.
Tal es la Red Nacional de Iniciativas Culturales Locales que reúne a
organizaciones y personas de casi todas las provincias del país y que,
lejos de la confrontación, se propone complementar, mejorar y acompañar
en lo posible a las iniciativas municipales y nacionales en tal área.
Con más de cinco años, el Festival del Café Orgánico de Polo, Barahona,
otro ejemplo, es ya una experiencia casi adulta y ha logrado una
integración total de las organizaciones barriales y comunales con las
instituciones oficiales y municipales.
El éxito ha sido tal que ya hay localidades del Cibao organizando su
festival del cacao orgánico, por ejemplo, y otros proyectos similares.
Y podría enumerar muchas otras iniciativas (redes de talleres
literarios, asociaciones vecinales…) que se construyen, como dicen
algunos, “desde abajo” o “desde afuera”, pero que no tienen la intención
de excluir sino que, todo lo contrario, son una reacción contra la
tradicional exclusión que han padecido vaya usted a saber por qué.
Son respuestas al adocenamiento, a la mediocridad, a la indiferencia, la
exclusión, el burocratismo, el verticalismo y la desarticulación en que
se acurrucan todos los vicios sociales.
Ya habrá tiempo en que ésas y muchas otras iniciativas aún en ciernes
concurran todas en un solo caudal de nueva savia para la sociedad
dominicana, tan necesitada de nuevos y frescos aires de renovación.
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