LA CUMBRE DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN COPENHAGUE

Ultima Actualización: sábado, 12 de diciembre de 2009. Por: Anulfo Vargas

NEW YORK:-Los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) son metas mundiales para mejorar la vida de los pobres acordadas en el año 2000 por los líderes internacionales.

Todos estuvieron de acuerdo y existía la esperanza de que el liderazgo internacional, sobre todo, los países más ricos, fueran a contribuir y cumplir los ocho puntos acordados, pero no fue así, algunas de esas naciones cambiaron de prioridad apoyando proyectos de guerra, corrupción, quebrantamiento del orden ambiental y constitucional.

 

De nuevo estamos sobre el debate consensuado donde están participando 192 países con sus respectivos jefes o representantes de gobiernos, cancilleres, diplomáticos, líderes que retoman el punto siete de los acuerdos del Milenio, esperamos el cumplimiento e implementación inmediata efectiva de lo que se acuerde sobre adaptación y transferencia de tecnología a los países en desarrollo. Compromisos ambiciosos sobre la reducción, límite de emisiones y el alcance de una visión de largo plazo sobre una economía baja en emisiones de carbono para el futuro.

 

Tiempo atrás, las preocupaciones ambientales y climáticas a muchos parecían un lujo. Preocupaciones de los ricos. Otros eran los problemas de los pobres, que debían sobrevivir y satisfacer las necesidades primarias. Después mucho han entendidos que las cosas eran diversas.

 

Cuando se registran sequía o cuando hay catástrofes ambientales, los pobres son los primeros en sufrir y en morir.

 

Quién está en lugares más seguros o tiene más recursos para nutrirse o protegerse puede superar mejor el empeoramiento de las condiciones ambientales.

 

Lo dijo en sus discursos de la Vigésima Tercera y Cuarta Asamblea General, el Presidente Leonel Fernández, “hay que superar inmensos obstáculos y habíamos identificado los grandes retos, de todo género, que nos aguardaban para la obtención de nuestros planes”. Es por todos, entonces, pero por los pobres en primer lugar, que debemos preocuparnos del estado de salud del planeta.

 

Y el planeta es como un organismo en el cual los desequilibrios se reflejan los unos sobre los otros.

El embajador Carlos Michelén, nos dijo, con mucha propiedad que “el alterarse de la composición de la atmósfera, el levantamiento del nivel del mar, la reducción de las reservas de agua dulce no contaminada, las modificaciones de las precipitaciones y los huracanes, la erosión de los suelos y la desertificación, los daños a la agricultura y a la salud humana… Y todo depende en el fondo en gran parte de los comportamientos y de las decisiones humanas”.

 

Este encuentro de Copenhague sobre el clima será considerado un éxito o un fracaso según los compromisos que asumirán los gobiernos, sobre todo de los países más poderosos y más grandes.

Existe una gran preocupación por el tema en debate en la 15ava Conferencia de las naciones del mundo sobre el Cambio Climático en Copenhague, Dinamarca, auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). 

 

El Presidente Fernández, designó al vicepresidente, doctor Rafael Alburquerque, doctor Jaime David Fernández Mirabal y al secretario de Estado y vicepresidente ejecutivo del Consejo Nacional para el Cambio Climático, Omar Ramírez, junto a los también subsecretarios de Medio Ambiente, Ernesto Reyna y Patricia Abreu, quienes integran la representación dominicana en dicha conferencia.

 

El mensaje está claro, el cambio climático está ocurriendo, más rápido de lo que nos percatamos y nosotros los seres humanos somos sus principales causantes; si pronunciáramos unos números “mágicos” sobre las reducciones de las emisiones de gases nocivos y sobre los financiamientos que se deben procurar… Se lo dejo de tarea a los participantes del cónclave.

 

Pero al final todo dependerá de la suma del comportamiento del todos nosotros, habitante de la Tierra, demasiado acostumbrado a creernos astutos en el descargar cada uno la responsabilidad sobre los otros.

El Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, en la última encíclica ha justamente hablado de “nuevos estilos de vida”, y ha recordado que el sistema ecológico se basa sobre una buena relación del hombre con la naturaleza, pero también con sus semejantes.


(Colaboración de Amín Cruz).