Al señor Vila del Castillo, usted le puede llamar, bravucón, irrespetuoso, entrometido, charlatán, imprudente. Condenarlo por meterse en lo que no le importa, mandarlo a que tome un avión hacía su país, sacarlo por un brazo de República Dominicana por “freco” y “atrevido”.
Pero lo cierto es que tenía que venir un extranjero a decir lo que se debe hacer con una institución anacrónica, de la que emana todo tipo de secreciones viscosas, pestilentes, apestosas, fétidas y nauseabundas; la policía.
Pregunten, sólo por preguntar, si ganando menos de 100 mil pesos mensuales, que es lo que gana un “jefe” de policía, se pueden tener villas en Cap Cana y yates aparcados en la marina.
Aquí hay que hacer lo que hay que hacer, no podemos pasarnos la vida patinando en el mismo lodo.