Psicólogo explica qué llevó a gente de Puerto Plata a creer en el peregrino y seguirlo violando protocolo.

Ultima Actualización: miércoles, 29 de abril de 2020. Por: Hugo Gomez Guzman

Han pasado dos días y muchos se preguntan qué pudo llevar a los moradores de Puerto Plata a creer ciegamente en lo que decía el peregrino Migdomio Adames y salir en masas de sus hogares, sin la debida precaución para no contraer el virus.

Luis Vergés dice que hubo una combinación de sugestionabilidad, fanatismo e ignorancia.

El domingo pasado la población dominicana veía con asombro e incredulidad la multitudinaria manifestación que se dio en Puerto Plata, en la cual cientos de personas seguían en procesión a un “peregrino”, quien, cruz a cuesta, les dijo que había que humillarse ante Dios para que librara al país del nuevo coronavirus.

Les aseguró que el lunes la nación amanecería sin la enfermedad, que solo había que tener fe en Dios.

La peregrinación incluyó la sumersión en el mar del hombre y la cruz, hecho que fue imitado por muchos de los creyentes de sus palabras. A medida que circulaban videos en las redes sociales surgían las condenas a la actividad, pues con ella se rompió el aislamiento social dispuesto por el Gobierno, precisamente, para evitar la propagación de la enfermedad.

Ese mismo día, el gobierno censuró el hecho y reprochó a las autoridades locales que permitieron que la manifestación se hiciera y además participaron en la misma.

Han pasado dos días y muchos se preguntan qué pudo llevar a los moradores de Puerto Plata a creer ciegamente en lo que decía el peregrino Migdomio Adames y salir en masas de sus hogares, sin la debida precaución para no contraer el virus.

El psicólogo y terapeuta Luis Vergés explica que lo que pasó con los puertoplateños fue que actuaron bajo los efectos de tres componentes, que son la sugestionabilidad, el fanatismo y la ignorancia. Dijo que en estos comportamientos “se va empobreciendo la capacidad de percibir la realidad”.

Explicó que cuando esto pasa, en psicología se llama “el sesgo de bajo impacto”, que es un fenómeno mental en el cual “las personas hacen una especie de distorsión de la realidad u comienzan a minimizar el impacto de eventos que pueden ser dañinos y a magnificar las posibilidades que ellos tienen de quedar protegidos ante eso que, de forma evidente, puede dañar a todo el mundo”.

“Entonces, ahí cuando la persona está imbuida por el ‘sesgo de bajo impacto’ asume conductas de este tipo, donde tú notas que no hay conciencia de peligro, de riesgos, entonces tiene un comportamiento totalmente imprudente ante estas cosas que puede representar un riesgo y peligrosidad.”, indicó el profesional