El Gran Daño que Hicieron las Bocinas

Ultima Actualización: jueves, 09 de abril de 2020. Por: Ramiro Francisco

Por: Ramiro Frsncisco

Cuando se deciden estudiar muchas de las causas de derrotas electorales salen a relucir medidas aplicadas a medias, planes atrasados, discurso fantasioso, débil y lenta respuestas a necesidades comunitarias y el desastroso trabajo de las “bocinas”.

Innecesario definir las “bocinas” al servicio o no del poder político. Están enquistadas por doquier. En programas radiales y de televisión, redes, periódicos impresos y digitales.

Cumplen a cabalidad su misión. Les pagan para eso. Y les remuneran muy bien. Otras bocinas que tienen muy en cuenta el dicho aquel que “por la plata baila el mono” se detienen o “trabajan” a media capacidad y entonces son llamados a la atención como supuestamente ocurrió en Puerto Plata durante la visita de un alto funcionario de la comunicación oficial.

El sonido desastroso de las “bocinas” contribuyó a restar votos a muchos candidatos. ¡Es mejor dejar de escuchar música por muy bueno que sea el concierto,  si las bocinas del equipo están defectuosas!

¿Alguna vez se le dañó las bocinas de su vehículo? Nos cansamos de oprimir, damos palmadas, trompadas y de todo en el lugar del guía donde acostumbramos a tocar nuestras bocinas al manejar, para advertir o indicar.

Al acudir al taller, el técnico nos dice: bocinas o interruptor defectuoso. A veces, algún alambre despegado o roto.

Las “bocinas” hicieron daño con las alabanzas extremas al o los candidatos indicados. Los presentaban como si fueran aspirantes al reino celestial. Con más virtudes que Buda, Gandhi y hasta el mismo Jesucristo. Gran error. Y el pueblo votante observando.

Ante hechos comprobados, la emprendían contra todo y todos. Maldecían, rechinaban, negaban hasta la saciedad. Hemos aprendido, que hay situaciones en las que la prudencia y la sensatez aconsejan quedarse callados. Y el pueblo votante observando.

Algunas “bocinas” actúan como antenas repetidoras o cotorritas parlanchinas. Le tomaron con realizar encuestas con nombres de empresas inventados, en las que sus patrocinadores siempre estaban arriba-arriba.

Esos “resultados” eran publicados en las redes, con gráficas y todo y enviados a miles de contactos. Calculaban que si diez bocinas (son muchísimas) lo hacían, miles de votantes tendrían a mano esos resultados y podrían inclinar su voluntad a favor de sus candidatos. Y el pueblo observando.

Algunos sostienen que “en la guerra y el amor todo se vale” y eso lo vimos –tal vez lo veremos- en la pasada campaña municipal, en la que el odio y la desinformación envueltos en la llamada noticia falsa salían a relucir desde todos los bandos envueltos.

Escribimos y repetimos hoy, que no hay por qué llegar a lo personal y en denigrar al otro. La vida a veces actúa como un boomerang. Lo que lanzamos al aire de manera negativa para dañar, vuelve a nosotros mismos con más ímpetu.

En la actualidad, hay algunas “bocinas” que creen tirar cohetes y no pasan de ser simples montantes “buscapié” que pueden explotarle en sus propios fundillos.

Cuando la mar se aquiete y la niebla de paso a la claridad, nos daremos cuenta del gran daño que hicieron las “bocinas” en la pasada campaña electoral.