El azar de la historia, la emoción y el triunfo de Donald Trumph-X

Ultima Actualización: martes, 20 de diciembre de 2016. Por: Angel Artiles Diaz

En el modelo de “la aguja hipodérmica o la bala mágica”, la audiencia es considerada un ente pasivo, al que se le dispara un mensaje (bala) desde un arma (medios de comunicación.

En el modelo de “la aguja hipodérmica o la bala mágica”,  la audiencia es considerada un ente pasivo, al que se le dispara un mensaje (bala) desde un arma (medios de comunicación) en la cabeza del receptor, oyente o espectador, que no tiene posibilidad de evadir o resistirse a los efectos del mensaje, o cuestionar su contenido.    

 

La eficacia de la técnica  de “la aguja hipodérmica o la bala mágica”, comparados con los objetos de la realidad, surte los mismos efectos, dependiendo de la calidad del producto.  Si la sustancia inyectada  al cuerpo humano con la jeringa contiene los elementos químicos científicamente combinados y si la bala es del calibre apropiado,   el efecto será positivo, de lo contrario será nocivo. Mismos resultados se obtienen cuando el contenido de los mensajes, sino está elaborado con la suficiente capacidad manipuladora, aunque la aguja penetre la dermi, la sustancia química no surtirá los efectos deseados, igual, si la bala no es del calibre adecuado, el elefante seguirá con vida.

 

No hay dudas, los medios tienen la capacidad de "manipular" la conducta de sus receptores; pero la técnica “la aguja hipodérmica o la bala mágica”,  solo es efectiva, si el mensaje lo es. Los efectos pueden ser más o menos efectivos, en correspondencia directa con el acierto o desacierto del contenido de los mensajes.

 

La técnica “la aguja hipodérmica o la bala mágica”, no es hija de azar, se basa en la teoría metáforica e impresionista que consiste en impregnar el lenguaje rutinario hasta formar una red compleja que se  interrelaciona y superpone, mediando  entre el emisor del enunciado y el receptor.

 

Lo importante es definir el mensaje que se quiere transmitir, para cada uno de los  distintos ejes transversales del discurso político: trabajo, seguridad, combate a la corrupción, salud, educación, valores, producción, Etc.

 

El concepto masa, como sinónimo de muchedumbre, de conjunto de individuos de todas las clases, sin importar la nacionalidad, el oficio, el sexo, los intereses comunes, el idioma, los fanatismos.

 

La cultura de occidente es consecuencia de la repercusión del influjo de:

 

a)   la instauración del Estado laico;

b)  de la conformación  de las estructuras sociales, compuestas por el individuo-ciudadano;

c)  por la aparición del Estado Nación de la mano con la burguesía y el comercio;

d)  de la colonización;

e)  de la revolución industrial;

f)  de los avances científicos;

g) de la comunicación proveniente de los medios tecnológicos, que condicionó formas o estilos de vida, que produjo un ser social consumista a la par con la implementación de la economía de mercado;

h) de la democracia como sistema político; y en la cima de las conclusiones:

i) el surgimiento del sujeto social colectivizado: LA MASA.

 

El concepto masa se escribe en alto relieve a partir de las primeras décadas del siglo XIX, comentado y analizado por pensadores de la época, que preocupados, manifestaban sus pareceres a propósito del creciente flujo de metamorfosis sociales de esa época de la historia de la humanidad.

 

En su obra “Psicología de las masas”, Gustave Le Bon, dice que desde la visión psicológica, “masa” ofrece una significación particular. Y agrega que: “En determinadas circunstancias, y tan sólo en ellas, una aglomeración de seres humanos posee características nuevas y muy diferentes de las de cada uno de los individuos que la componen.” Es decir, que la individualidad de cada persona consciente se evapora, y se une a todos los demás sentimientos e individualidades e ideas, que también dejaron de ser particulares, encauzándose  en un mismo derrotero de pensamiento alienado: la denominada consciencia colectiva.