La capacidad de votar -v

Ultima Actualización: jueves, 18 de agosto de 2016. Por: Angel Artiles Diaz

¿Se puede construir la racionalidad del voto?

 “Volvíame y merevolvía en un sillón de estos que parecen camas, sepulcro de todas mismeditaciones, y ora me daba palmadas en la frente, como si fuese mi mal, mal decasado, ora sepultaba las manos en mis faltriqueras, a guisa de buscar midinero, como si mis faltriqueras fueran el pueblo español y mis dedos otros tantosGobiernos, ora alzaba la vista al cielo como si en calidad de liberal no mequedase más esperanza que en él, ora la bajaba avergonzado como quien ve unfaccioso más, cuando un sonido lúgubre y monótono, semejante al ruido de laspartes, vino a sacudir mi entorpecida existencia.”  Mariano José de Larra

 Todo ciudadanomedianamente formado, entiende la relevancia de ese deber, tan común a todos:el acto de votar. La sociología no acaba de entender cómo un acto cívico tanimportante, pueda  enmarcarse (mayoritariamente)dentro de lo irracional. Esto ha complicado la elaboración de teorías acerca delos procesos eleccionarios en todo el mundo democrático, y con mayor dificultaden las naciones subdesarrolladas del Distrito Catastral de latinoamerica.

¿Se puede construir la racionalidad del voto? No, mientras haya analfabetismo funcionalcursando maestrías y  doctorados paramerecer un cargo, mientras haya indecisión, mientras no se construya undiscurso que fomente la idea colectiva del desarrollo humano y sostenible. No,mientras no se cambie el caudillaje por un liderazgo que fomente en laobligación de votar: la conveniencia colectiva.

“La racionalidad del voto es el talón de Aquiles de lateoría racional de la elección en la ciencia política”, Aldrich (1997), pág.373. En el ciudadano racional se enfrascan en una lucha feroz, la racionalidada largo plazo y la racionalidad a corto plazo, en una lucha que termina en unade estas dos decisiones: VOTAR o ABSTENERSE. ¿Entienden los políticos del solarlatinoamericano la abstención? Creemos que sí, y hasta la fomentan, porque elabstinente es el voto consciente que de ninguna manera le favorecería.

La ciencia política observa atónita el fenómeno de laabstención  de votar en las elecciones ybusca debajo de las hojas secas del otoño del patriarca, una explicación dehasta qué punto la abstención es racional.

Anthony Downs, consideró la ideología como un “atajocognitivo” al que recurren los electores para decidirse electoralmente, y comouna condicionante para la competencia partidista. Sin embargo, ya lejos de lasegunda mitad del siglo pasado, la nación latinoamericana carece de ideologías paraconstruir grupos de votantes. Ni como grupos nacionales ni como partidospolíticos individuales. Hemos sucumbido.

En República Dominicana tenemos el más reciente fiasco de laracionalidad del voto. En un partido denominado Alianza País, se congregó unatajada importante de la intelectualidad clasemedista, con la firme y subjetivacreencia de ser los portaestandartes del voto racional y consciente. Y nolograron romper fuente, se quedaron embarazados de  sabiduría, porque no supieron comunicarla,transmitirla, compartirla; ni con sus iguales, ni con la viejita desdentada,que le preguntó al General en su labirinto: “ya tenemos la democracia ¿Y ahora,qué hacemos con ella?

El voto ideológico ha sucumbido aquí y en todalatinoamérica. Ha sucumbido el modelo de partido responsable, que establecíavinculaciones ideológicas con las masas e influía en el comportamientoeleccionario. Los aliancistas del patio no lograron vincularse y repercutir, nolograron ni siquiera aproximarse al electorado de su mismo nivel intelectual,para elevar  el nivel del votoideológico, se quedaron con su verdad en el handbag, sin saber qué hacer con suenorme carga de congruencia ideológica, para alcanzar el voto populachero, quecon su mayoría, quita y pone presidentes.  

La Alianza País propuso lo mejor en calidad para larepresentación congresal y municipal, propuso la mejor elite de demiurgos yprobos ciudadanos (los aristos), y no cuajó el dulce de leche en la competenciapartidista. Es que ya no existe el pugilato: izquierda-derecha. Ho Chi Min,demostró con un discurso de tres minutos, basado en la propuesta fundamental delo básico: comida, ropa, vivienda, salud, seguridad, educación, paz y libertad;que no eran necesarios los tres tomos del Capital  de Carlos Marx; porque las mayoríashambreadas viven a corto plazo, haciendo realidad el proyecto de meter (aunquesea dos veces al día) los pies debajo de la mesa, y no les interesaadoctrinarse.