NUESTRA CAPACIDAD DE DETERMINACIÓN -VII

Ultima Actualización: lunes, 16 de mayo de 2016. Por: Angel Artiles Diaz

Caímos en manos de los locos neo-chrematísticos-Aristótelicos, que cultivan a la perfección el arte de aumentar indefinidamente la riqueza y los recursos.

Solo trato de entender estos vaivenes quemecen  el seno de la sociedaddominicana,  (ayúdame Freud) y me doycuenta de que no avanzamos ni un metro, que patinamos  en el llamado mito del progreso, en esainmensa estructuración societal constituida a partir del siglo XIX, que nosdesgastamos en  "la racionalidadprometeica" en la que la clase política basamenta su propuesta paradójicade estabilidad y cambio.

Este cotidiano escribiente solo  trata de combatir la rutina ascetizada,heredada del adoctrinamiento de citas irracionales y mecanicista de los años60s y 70s del siglo pasado, que por horas enteras nos inyectaban en lospasillos uasdianos o, en el mejor de los sueños, consultando la esfinge deEdipo Rey.

Caímos en manos de los locos neo-chrematísticos-Aristótelicos,que cultivan a la perfección el arte de aumentar indefinidamente la riqueza ylos recursos, regidos por un ilimitado afán de lucro, para los que el contextosocial de justicia y la economía como expresión de la libertad natural, soloson elucubraciones huecas vertidas en las cátedras de  “Filosofía Moral” del Adam Smith.

Tendremos que contratar a los PremiosNóbel,  Amartya Sen y JosephStiglitz  para que recuperen  los linderos éticos de la economía, borradosde un trazo por una pequeña burguesía simuladora y trepadora, que ignora que: “…ningúnproceso ciego puede sustentar el desarrollo de las capacidades humanas y quelas empresas -las organizaciones en general- deben tomar conciencia de suresponsabilidad como agentes sociales con una poderosa fuerza transformadora,no sólo en el terreno económico sino también en el plano moral…” Amartya Sen yJoseph Stiglitz 

Cada cuatrenio,  nos venden el espejismo de la libre elección,ya sin izquierdas ni derechas, solo con el patíbulo de la decepción como meta.Mientras “la satánica rueda” del mercado de trabajo, de Karl Polanyi, nos muelea todos los que no comulgamos en los altares de la corrupción prohijada en elsínodo de los demiurgos empotrados en el poder, los que haciendo uso del “yugohedonista” de Richard Layard, han convertido la capacidad de decidir del pueblodominicano, en una baratija de chapucería para mantenernos  cautivos en la “jaula de hierro” de Max Weber, dentro de  una dictadura con respaldo clientelar.

La libertad de elegir es una amenaza,  el bien común como concepto popular esoposición, han demolido todos los preceptos de la moral y la dignidad;  se han envilecido y envilecen a todocristiano con pie de barro,  el credo delneoliberalismo los envuelve con su abrazo, desmantelan las riquezas nacionales,escudados en  los poderes del estado,dicen proteger lo que echan en sus mochilas y con la excusa de garantizar elinterés colectivo se llevan entre las uñas toda posibilidad de realizar uncambio social. Ya no cuchichean detrás del escenario, actúan sin tapujos de laforma más reaccionaria y descarada, dicen que Dios es una excusa que seinventaron los pobres para soportar la marginalidad.

Como neoliberales consagrados, quitaron delcamino todo lo que pudiere impedir el libre accionar del capital internacional,y con el eufemismo de la capitalización demolieron el aparato productivo delEstado, reduciéndolo a un simple recaudador de impuestos y toda la capacidadque les suponíamos en su condición de clase media intelectual, la canalizaronhacia las arcas de sus clanes, cerrando las compuertas de la seguridad socialjusta y equilibrada, enladrillando los huecos de la justicia para que no sejuzgue la corrupción institucionalizada, dejándola solo como amonestadora de lacomún delincuencia, del conflicto cotidiano, de la murmuración de empalizada.