La debilidad de los sistemas de seguridadpara proteger  la sociedad dominicana,han cultivado un ambiente penumbroso de incertidumbre.

Y parece que renunciamos ejercitar elpensamiento y  a planificar a largo plazoel trayecto de la vida en sociedad.

Y parece que el olvido se presenta comocondición indispensable para triunfar, los sentimientos pueden creardependencia, y los prudentes deambulan sin pisar el lodo del drama social portemor a los resbalones y para que el cristal de las complicidades no se rompa.

Y nuestras vidas se proyectan  fragmentadas, de dignidad flexible, dispuestosa cambiar de táctica con tal de preservar el ingreso fijo, dispuestos aabandonar compromisos sociales y a levantar cualquiera de las dos manos parajurar lealtades que generen beneficios.

La relación costo-beneficio, determinanuestra voluble relación con el prójimo, que necesariamente debe oler a dinero.

Y la verdad es que amurallarse ante losembates de la crisis es más peligroso que abrirse a la fragua del debate.

Los miedos son la garantía  antropológica de conservación de la especiehumana, hasta un punto estratégico, de ahí en adelante solo se le debe tenermiedo al miedo. Los timoratos nunca han sido modelos a seguir, siempre sequedan hocicando lodazales en las estigias del camino.      

¿Quiénes somos: la generación perdida, o laprueba irrebatible de la indiferencia, o parte de la vulgaridad masificada, ola divagación impúbera  de unaintelectualidad ondulante, flexible, espumosa, inestable, resbaladiza, acuosa ymetafórica, una mueca en las acciones colectivas?

¿Hemos fomentado el relevo generacional, onos creemos eternos? ¿Quiénes nos relevarán: los muchachos del perreo y elpantaloncito a mitad de nalga; abyectos, envilecidos, alienados, obtusos, orgullososde no saber ni una palabra de ningún tema, porque el que sabe: tá´mochila, tá´quedao,no tá´?

Se impone despertar, todavía hay tiempo, sepuede corregir el rumbo de esta nave a la deriva, aportemos lo poco o mucho quesabemos, demos un paso al frente. Los asiáticos hace tiempo que dicen que el principioes la mitad de todo, salgamos a escena.

La sociedad dominicana  transita por los escabrosos senderos de unaespecie de barbarie irracional, la unidad de cuidados intensivos nos aconsejauna ingeniería social a gran escala, el mapa mental de los que pueden pensar,debe llenar  sus espacios con los pasosde la agenda nacional, salir  adelante esla meta.

Es la hora de iniciar la cruzada ética porel trabajo, hay que  imponer el controlde la nobleza del trabajo, debemos predicar una vida basada en principios yvalores morales.

La falta de identidad nacional y de clase se configura como un acto de irresponsabilidadcolectiva, por eso se nos dificulta ser autónomos, se nos imposibilita la autorrealización, debemos fundir laaspiración colectiva con el deseo individual…y echar pa´ lante…