|   Patriotismo Económico  5 de febrero del 2007  Debemos proteger el empresariado progresista del 
		país. Principalmente aquellos que hacen esfuerzos por mejorar, a través 
		de la inversión en capital humano, tecnologías e innovación en sus 
		procesos productivos  El Patriotismo Económico, como 
		lo planteara el diputado francés Bernard Carayon en su informe sobre 
		inteligencia económica, competitividad y cohesión social, puede 
		servirnos de algo, sobretodo por encontrarnos en la antesala del DR-Cafta.
		
 Carayon, lo definió como la garantía de la cohesión social, donde toda 
		Francia debía obrar a favor de sus intereses económicos, de tal forma 
		que sus empresas pudiesen establecerse en países emergentes donde 
		existen mercados potenciales importantes para conquistar.
 
 En el caso dominicano, es preocupante el hecho de que muchas empresas no 
		lleguen a niveles de competitividad que le permitan sobrevivir en la 
		economía de mercado altamente competitiva que nos traerá el TLC. Debemos 
		proteger el empresariado progresista del país.
 
 Principalmente aquellos que hacen esfuerzos por mejorar, a través de la 
		inversión en capital humano, tecnologías e innovación en sus procesos 
		productivos.
 
 ¿Qué hacer para ayudar el aparato productivo nacional en circunstancias 
		amenazantes? Primero, fomentar la reconversión industrial cognitiva, 
		vista ésta como la combinación del factor humano con la tecnología 
		siendo sus ejes centrales el conocimiento y la creatividad.
 
 Segundo, propiciar un movimiento hacia un patriotismo económico desde el 
		punto de vista de la demanda que modifique el comportamiento de los 
		consumidores para favorecer los bienes y servicios producidos en el 
		país, cuyos niveles de calidad, y de ser posible precios, compitan con 
		los importados.
 
 No nos referimos a la implementación de prácticas proteccionistas o 
		dumping, ambas consideradas desleales a la luz de los acuerdos 
		comerciales suscritos con otros países.
 
 Ni mucho menos a la intervención del gobierno, claro ejemplo de 
		deficiencia gerencial. Mas bien, hablamos de un patriotismo económico 
		que incentive la competitividad.
 
 Tercero, identificar las ventajas comparativas de los mercados 
		norteamericano y centroamericano, para luego convertirlas en ventajas 
		competitivas.
 
 Es decir, especializar segmentos de producción nacional donde nuestros 
		rivales son menos productivos, para luego diferenciarnos de tal manera 
		que la rentabilidad de dichos sectores esté por encima de la 
		rentabilidad media de la competencia.
 
 Ante los retos que nos presenta el DR-Cafta, la competitividad vista en 
		su espectro más amplio, acompañada al patriotismo económico asumido por 
		los consumidores, han de ser parte de la estrategia que ayudará los 
		sectores productivos a sobrevivir ante el intercambio comercial con los 
		otros países signatarios del acuerdo.
 
 Milton Morrison es ingeniero
 [email protected]
 
			
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