SILENCIO
EXPEDICIÓN DEL 14 DE JUNIO INICIÓ EL
TRIUNFO LUCHA ANTITRUJILLISTA
Manuel Rojo del Río, señalado como traidor a la expedición,
Delio Gómez Ochoa y Juan de Dios Ventura Simó.
SANTO DOMINGO.- La
expedición del 14 de junio de 1959, aunque no tuvo un éxito
militar contra la dictadura de Rafael Trujillo, comenzó un
proceso que culminó eliminando el silencio y el miedo que se
habían impuesto desde 1930 y finalmente al régimen trujillista.
Fue imposible para el
régimen de Trujillo silenciar en aquellos las informaciones que
corrían de boca en boca dando cuenta del desembarco de
expedicionarios para derrocar a la dictadura el 14 de junio de
1959.
Las informaciones que
más rápido se difundieron por las ciudades de Santo Domingo y
Santiago, los centros económicos y políticos más importantes del
país en aquellos días, fue el combate en el aeropuerto de
Constanza.
Pero luego se
difundieron las informaciones de que los militares confiscaban
camiones y todo tipo de vehículos para cargarlos con tropas y
pertrechos que llevaban hacia Puerto Plata.
La dictadura mantenía un
estricto control sobre los medios de comunicación que
mantuvieron su programación regular y ocultaban todo cuanto se
refería a los combates que ya se producían en la zona de Puerto
Plata, en el área de Estero Hondo, y en el macizo de la
cordillera Central. Cuando los rumores se hicieron cada vez más
fuertes y los detalles más precisos, la dictadura debió recurrir
a ofrecer informaciones públicas sobre el desembarco. Aunque las
informaciones iniciales se dieron con el matiz del triunfo de
las tropas de Trujillo, en la población quedaba la sensación de
que el régimen que parecía inconmovible revelaba sus
debilidades.
Aislamiento
Varias generaciones de dominicanos habían nacido bajo la forma
de gobierno de Trujillo y para la gran mayoría de la población
era el único sistema que conocía. Los viajes al exterior era
algo reservado a las familias más influyentes y económicamente
más acomodadas. Los grupos sociales de nivel medio y bajo
estaban excluidos de estas oportunidades.
La dictadura, desde los
primeros días dirigió su accionar a controlar los medios de
comunicación y de expresión, o cualquier forma de influir sobre
la población. Los diarios nacionales, las revistas, los
espectáculos, los libros, la pintura, la escultura, el canto
popular y hasta la brujería fueron objetivos para usarse.
Los diarios y revistas
fueron dominados rápidamente al ahogarlos económicamente y
entonces se crearon los nuevos al servicio del sistema. Las
librerías fueron controladas y únicamente se importaban las
publicaciones aceptadas y censuradas. El canto popular debía
centrarse en lo que era de interés para el dictador o en el
romance, lo mismo que la pintura, la escultura y el cine. Formas
de expresión popular como el carnaval y la brujería, también
siguieron el mismo derrotero.
Las aduanas
establecieron un registro minucioso de bultos y maletas de todos
los que viajaban al exterior, aún cuando fueran los más
allegados al régimen y al dictador, para controlar el ingreso de
cualquier material que pudiera estimular una forma de
pensamiento ligeramente desafecta al régimen.
Además, como las ondas
de radio traspasaban la frontera, el régimen instaló
transmisores de gran potencia que operaban en la misma
frecuencia que muchas emisoras que utilizaban los exiliados que
hacían programas contra la dictadura. Con los transmisores
locales encendidos en la misma frecuencia se impedía que estas
informaciones y comentarios llegaran a la población.
El SIM
El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) concentró y
sistematizó el sistema disperso de persecución política y
eliminación de contrarios al régimen. Fue creado al final de la
dictadura de Rafael Trujillo y se convirtió en un elemento de
terror sobre la población. Utilizó el automóvil Volkswagen
conocido como “cepillo” o “escarabajo”, cuyo peculiar sonido se
convirtió en un amenazante ruido para la población, una
situación que perduró años después sobre la población tras la
caída de la dictadura.
Sacrificio
Poncio Pou Saleta dijo a este reportero, años después de estos
acontecimientos, que todos los que se embarcaron en la
expedición contra Trujillo sabían que no sobrevivirían.
¡¿Pero cómo es posible
que aún sabiéndolo se decidieron a venir?! La respuesta de Pou
Saleta, quien no era uno de los más jóvenes en aquella
expedición, fue muy simple y rápida: “Uno no piensa en eso. Lo
que queríamos era sacar a Trujillo.”
Cuando la dictadura dio
informaciones sobre la expedición dio cuenta de que estaban casi
totalmente exterminados. A los pocos días fue presentado en
televisión el comandante cubano Delio Gómez Ochoa en un breve
discurso hablando del fracaso que tuvieron.
Efectivamente, el
ejército de Trujillo lanzó sobre los expedicionarios todas sus
fuerzas por aire y tierra. Hay zonas de la cordillera donde
todavía no crecen árboles tras los bombardeos con Napalm. La
historia pareció terminar allí, pero no fue así.
Habían llegado en un
avión que aterrizó en Constanza y en dos embarcaciones que
desembarcaron la tropa en Estero Hondo y Maimón.
De esta gesta solo
sobrevivieron Pou Saleta, Mayobanex Vargas, Francisco Medardo
Germán y los cubanos Delio Gómez Ochoa y Pablito Mirabal. El
desembarco del domingo 14 de junio de 1959 dejó ver la fisura de
lo que parecía un bloque monolítico. Hizo pensar a una nueva
generación de dominicanos que existía un mundo más allá de
nuestras fronteras y costas y comenzó un interés peculiar sobre
cuanto ocurría en Cuba tras el ascenso de Fidel Castro.
Trujillo atacaba con
todos sus cañones a Castro por radio y televisión y en la
población surgió el interés por establecer ¿cuál era el motivo
de ese temor?
A finales de ese año
surgió un movimiento interno que adoptó como nombre 14 de Junio,
en recordación del grupo que sacrificó sus vidas para hacer
retornar la libertad a los dominicanos.
Como los expedicionarios
sabían que se jugaban la vida. Gran parte de ellos la perdió,
entre ellos las hermanas Mirabal.
Finalmente este grupo
fue detectado por el SIM y sus miembros apresados. La cantidad
de detenidos, varios miles, asustó al régimen y prendió entre
los más allegados al sistema el temor y a entender que el fin de
aquel régimen de 30 años estaba cerca.
Cuando en enero del 1960
fue liberada una parte de los presos del movimiento 14 de Junio,
ya la dictadura estaba herida de muerte.
Los expedicionarios del
14 de junio de 1959 ganaron esa batalla que vinieron a dar en
estas tierras. Hoy vive entre los dominicanos Delio Gómez Ochoa.
PRINCIPIO DEL FIN
El desembarco del domingo 14 de junio de 1959 dejó ver la fisura
de lo que parecía un bloque monolítico. Hizo pensar a una nueva
generación de dominicanos que existía un mundo más allá de
nuestras fronteras y costas y comenzó un interés peculiar sobre
cuanto ocurría en Cuba tras el ascenso de Fidel Castro.
Trujillo atacaba con todos sus cañones a Castro por radio y
televisión y en la población surgió el interés por establecer
¿cuál era el motivo de ese temor? A finales de ese año surgió un
movimiento interno que adoptó como nombre 14 de Junio, en
recordación del grupo que sacrificó sus vidas para hacer
retornar la libertad a los dominicanos.
Como los expedicionarios sabían que se jugaban la vida. Gran
parte de ellos la perdió, entre ellos las hermanas Mirabal.
Finalmente este grupo fue detectado por el SIM y sus miembros
apresados. La cantidad de detenidos, varios miles, asustó al
régimen y prendió entre los más allegados al sistema el temor y
a entender que el fin de aquel régimen de 30 años estaba cerca.
Cuando en enero del 1960 fue liberada una parte de los presos
del movimiento 14 de Junio, ya la dictadura estaba herida de
muerte. Los expedicionarios del 14 de junio de 1959 ganaron esa
batalla que vinieron a dar en estas tierras. Hoy vive entre los
dominicanos Delio Gómez Ochoa.
Fuente: Listín Digital
http://www.listin.com.do/app/article.aspx?id=16633
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14 DE JUNIO
CAYO CONFITE Y LUPERÓN
14 de junio del 2007
"En función al auge de
la oposición internacional a Trujillo y el apoyo que concitaba,
los exiliados se compactaron con el propósito de realizar, a
corto plazo, una expedición que derrotara al ejército dominicano
(...) gracias al apoyo del gobierno de Cuba y la compactación
que logró promover, en base a su enorme fortuna, el recién
exiliado Juan Rodríguez, se organizó, en Cayo Confite -un islote
cercano de la costa norte de Cuba- un contingente expedicionario
en el que se encontraban directamente involucradas
personalidades influyentes de ése país."
(Roberto Cassá)
Tras numerosos
problemas, los 1,300 expedicionarios fueron trasladados a Cayo
Confite, y en medio de penosas condiciones, iniciaron el
entrenamiento militar, acumulando una gran cantidad de material
bélico. Entre algunos de los integrantes del contingente podemos
citar a Juan Rodríguez García, el Profesor
Juan Bosch, Juan Isidro Jiménez Grullón, el Gral. Miguel
Angel Ramírez Alcántara, Diego Bordas, Horacio Julio Ornes,
entre otros.
"De los 1,300 hombres,
los dominicanos no éramos ni 400. La inmensa mayoría eran
cubanos. La intención de ir a liberar a Santo Domingo era
realmente un ideal de muchos de ellos. Pero también había
algunos que al margen de los ideales estaban allí por espíritu
de aventura y no pocos por afán de lucro."
(Tulio H. Arvelo; Memorias de un
expedicionario; pag. 67)
Por la propia dinámica
de la política interna de Cuba y por presiones y componendas de
Trujillo , el campamento fue desamparado y muchos de sus
integrantes apresados. Trujillo además había logrado que los
Estados Unidos suspendieran la venta de armas al grupo
guerrillero.
Utilizando los
pertrechos que se salvaron de Cayo Confites y con el apoyo de
Juan Rodríguez, un rico propietario de tierras de La Vega, un
grupo de exiliados antitrujillistas penetró al país por la bahía
de Luperón, en la costa norte del territorio nacional, el 19 de
julio de 1949.
Hidroavión semejante al usado en Bahía Luperón
Habían partido de
Guatemala en un hidroavión tipo PBY Catalina. Otros dos aviones
estaban supuestos a arribar en La Vega y en San Juan de la
Maguana; uno de ellos, donde iba el contingente dirigido por
Juan Rodríguez, se encontró con una tormenta y con suerte se
salvaron los pasajeros aterrizando en territorio costarricense .
El otro transportaba el contingente encabezado por Miguel Angel
Ramírez, y fueron apresados por militares mexicanos, cuando
ejecutaron un aterrizaje en la isla de Cozumel a reabastecerse
de combustible.
El grupo que amarizó en
la Bahía de Luperón estaba integrado por Horacio Ornes Coiscou,
quien lo comandaba, Tulio H. Arvelo, Federico Horacio Henríquez
Vázquez (Gugú), José Rolando Martínez Bonilla, Miguel A. Feliú
Arzeno (Miguelucho), Hugo Kunhardt, Salvador Reyes Valdéz y
Manuel Calderón Salcedo, dominicanos; Alfonso Leyton,
costarricense; Alejandro Selva, Alberto Ramírez y José Félix
Córdoba, nicaragüenses.
Condición en que quedó el Catalina luego de ser
atacado por la Marina trujillista
De éstos, murieron en
combate o fueron asesinados por Trujillo: Gugú Henríquez, Manuel
Calderón Salcedo, Alejandro Selva, Alberto Ramírez, Hugo
Kunhardt y Salvador Reyes Valdez. Miguelucho Feliú
posteriormente formó parte del contingente de la gesta de
Constanza, Maimón y Estero Hondo, cuando cayó abatido 10 años
después.
Presos: Horacio Ornes, Tulio Arvelo, Martínez
Bonilla, Miguelucho Feliú y Félix Córdoba
"Cuando Trujillo se
enteró del desembarco, inmediatamente ordenó que la casa en que
tenía ubicados a Fernando Suárez y a Fernando Spignolio fuera
atacada por las fuerzas del ejército.
"Cuentan los vecinos que
los soldados fueron implacables y que después de una verdadera
batalla campal en la que los líderes del Frente Interno se
defendieron valientemente, al fin sucumbieron por lo desigual de
las fuerzas. Los cadáveres de ambos fueron sacados de la
vivienda y acribillados a balazos."
(Tulio H. Arvelo; obra citada;
pag. 205)
Los antitrujillistas que
llegaron al apartado poblado de Luperón no pudieron hacer
contacto con la resistencia clandestina de la ciudad de Puerto
Plata, como fue previamente acordado. Frustrados y desairados
por la falta de apoyo, decidieron abortar la misión y escaparse
por lo menos con sus vidas. En su intento de despegar de la
bahía en el PBY fracasaron y no pasó muchos antes de que fueran
capturados y muertos, la mayoría, por los esbirros del tirano.
Córdoba, conducido ante un juez
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