Internet y el uso de las redes sociales ya son una realidad de la que los menores no están ajenos, y en donde corren mayores peligros. Cada vez es más común ver a un menor portando un teléfono celular propio, o tableta, y manejando varias plataformas como YouTube o Netflix para consumir contenidos.

Esta digitalización en la que los menores no son entes pasivos, llevan a los padres a estar más pendientes, conocer qué buscan y hacen sus hijos, y controlar la actividad que hacen.

Dependiendo de la edad que tengan, la supervisión y el uso que estos pueden dar varía. El mayor trabajo lo tienen los tutores, ya que la tecnología avanza a un ritmo acelerado y los menores pueden estar más al día de una actualización que un adulto que no esté todo el tiempo relacionado con el tema.

“Como padres deben ser conscientes de que a medida que crezca su hijo cada vez será más difícil mediar en su actividad en Internet. Tarde o temprano, será un adolescente que se verá inmerso en la búsqueda de su propia identidad y que demandará unos requisitos de privacidad mayores”, se explica en la “Guía para uso seguro y responsable de Internet por los menores”.

En el manual, difundido por el Instituto de Ciberseguridad y la Oficina de Seguridad del Internauta, se desglosa cómo debe ser el acompañamiento con los menores de acuerdo a la edad que estos tengan y el uso que dan a la red de redes.

De tres a cinco años:  
Los niños experimentan sus primeros contactos con las tecnologías. Las recomendaciones para los padres es que los pequeños utilicen los dispositivos con vigilancia todo el tiempo, y partiendo de pautas básicas. Uso de aparatos sin conexión a Internet, que dispongan de un catálogo cerrado de contenidos aptos para su edad.

En caso de usar dispositivos con conexión a Internet (teléfonos, tabletas, ordenadores...) que cuenten con la supervisión directa de un adulto.

Se recomienda a los padres mantener los dispositivos en un lugar central de la casa para supervisar su uso y prestar atención a sus reacciones. Es bueno preguntarles qué han visto y escucharlos con atención.

De seis a nueve años
En esta etapa sigue siendo importante una evaluación constante.

Hay que controlar las conexiones a internet. “En caso de dejarle utilizar tu teléfono o tableta, asegúrate de tener activadas las restricciones en los mercados de aplicaciones. Muchos juegos gratuitos permiten realizar compras (ej. comprar vidas extras, mejorar las habilidades de los personajes) y no seríais los primeros padres en llevaros una sorpresa en la factura”.

De 10 a 13 años
Dentro de estas edades los menores utilizan Internet de una manera más intensiva.  Aquí es cuando desarrollan habilidades para tomar decisiones apropiadas y en las que son muy vulnerables porque van descubriendo cosas nuevas mientras navegan.

La recomendación para los padres es que eliminen un poco las restricciones y les enseñen a los menores y a tener mayores responsabilidades.

Mayores de 14
Esta es la plena adolescencia y etapa en que los hijos quieren mayor privacidad en lo que hacen. Sin embargo, el monitoreo no puede detenerse. Hay que demostrarle confianza, pero hablar claramente de todos los peligros que existen en Internet.

“Los adolescentes necesitan saber cómo minimizar los riesgos en línea, la forma de detectar una situación potencialmente peligrosa y mecanismos de respuesta en caso de verse involucrados en un incidente”, se explica en el manual.

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ORIENTAR EN TEMAS DE CIBERSEGURIDAD 
Educación: Resulta imposible para los padres estar pendientes de lo que hacen sus hijos todo el tiempo, pero sí es posible que los orienten en temas de ciberseguridad y en los casos más comunes de ataques contra menores de edad, como el ciberbullying. Los adultos deben estar actualizados en cuanto a las amenazas que existen, ya que, según estudios, el uso de internet en menores seguirá en aumento, y mientras más orientados están menos riesgos corren.

Fuente Listin Diario