Más de 600 millones de vehículos circulan en el mundo.
A través de la quema de residuos fósiles como el carbón, petróleo y sus derivados se incrementa el afecto invernadero.
La reación química surge al cambiar el carbono (C) del combustible fósil con el oxígeno del aire (O2) lo que finalmente genera el dióxido de carbono (CO2).