El ego de Raulín

Ultima Actualización: lunes, 15 de febrero de 2021. Por: Luis Henriquez Canela

Lo que no sabe Raulín es que desde hace meses los países desarrollados están vacunando a su gente, lo que no sabe es que, en Bolivia, un país más pobre que RD, ya están vacunando y en su país no. ¿Cómo lo va a saber si no lee? ¿Cómo lo va a saber si su idea del mundo se circunscribe a su playa?

Raúl, cariñosamente llamado en su entorno, Raulín, vive en la playa de Sosúa, más bien trabaja allí; hace de todo. Lava platos, empuja botes de turistas, maneja lanchas, arrastra gusanos, ayuda a los pescadores que salen y llegan, cuida vehículos, los lava; es lo que muchos llaman “un todólogo”. Tiene 17 años. Tez morena y pelo crespo amarillento por efectos de su trabajo.  Llega al salir el sol y se marcha a oscuras.

 

Su familia vive en la piedra de Sosúa. Su padre falleció cuando tenía 5 años. Su madre se hizo cargo de 7 bocas. Raulín estuvo en la escuela hasta el tercer curso de primaria. Tuvo que trabajar para ayudar a su madre a mantener sus 6 hermanos. Todos le conocen, todos le llaman, le ocupan, es muy popular en la playa. Su don de gente, es una especie de marca de fábrica que le permite mantenerse trabajando durante todo el día con centenares de personas de diferentes lugares y culturas.

 

No tiene grandes aspiraciones. Solo vivir. Piensa que su país es el más grande del mundo y su playa la más bella de la tierra. ¿Sosúa? ¡El final! Allí no hay días malos. Literalmente está trabajando donde otros vacacionan. Para él, más allá de las fronteras de su playa no hay nada. ¿Qué va a haber?, si no conoce nada. Nunca ha salido.  “RD es el mejor país del mundo, las fronteras del universo se detienen aquí”, piensa para sus adentros.  

 

Aunque durante el último año ha tenido ciertas dificultades económicas por efectos de la pandemia; ha sobrevivido. “Cuando traigan la vacuna las cosas van a mejorar” se le oye decir. Está seguro de que RD será de los primeros países en llegar. ¿Por qué? Porque es el mejor país del mundo, de la gente más amable, donde vienen mayor cantidad de turistas, donde hay de todo. Su ego le llega al cielo. De espaldas al mundo, piensa que República Dominicana es más que apenas un punto perdido en el caribe.

 

La valoración que le da a su país, la percepción de su grandeza, le proviene del conjunto de ideas inconscientes amasadas día tras día en la playa. Trabaja con turistas felices y contentos, de ahí, tal vez, su exagerada apreciación.

 

Lo que no sabe Raulín es que desde hace meses los países desarrollados están vacunando a sus gentes, lo que no sabe es que, en Bolivia, un país más pobre que su “RD”, ya están vacunando y en su país no. ¿Cómo lo va a saber si no lee? ¿Cómo lo va a saber si su idea del mundo se circunscribe a su playa?

 

Pero lo terrible es, que así como él, hay millones en este país cuyo ego inflado les impide darse cuenta de que nosotros tenemos más de 100 años de atraso con relación a esos países y todo parece indicar, por desgracia, que estamos involucionando. Una muestra de esa distrofia es la indisciplina del dominicano promedio durante la pandemia. ¡Cuánta mala educación! ¡Cuánta rebeldía y desobediencia!

 

Raulín; tu país tiene potencial, tu país con sus propios recursos podría navegar otros mares, mares de grandeza, de futuro promisorio, tu país, RD -como le llamas- debería estar a la altura del desarrollo de otros como Taiwán o Singapur, que eran tan pobres como nosotros hace seis o siete décadas y lograron emerger. Tu país, si no fuera por los ladrones, quizás ya tuviera sus vacunas.  

 

La corrupción se lo ha llevado todo.