Al ser sometidos a la combustión, sus componentes liberan compuestos en forma de nubes de gases y partículas sólidas muy toxicas para la salud y el ambiente.
Asimismo, estos gases contienen partículas micróscopicas que alteran el equilibrio atmosférico al reaccionar con el oxigéno existente y generan una mayor absorción de energía colorífica que eleva la temperatura.
El ollín o las zenizas producidas por la quema de los neumáticos generan además residuo que son arrastrados por el viento y a la lluvia hacia las aguas subterráneas y superficiales, por lo que las capas superiores del suelo reducen la fertivilidad.
La quema de gomas se ha relacionado con daños al sistema respiratorio humano, a través de enfermadades broncorespiratirias, ahogos inmediatos, insuficiencia cardíaca, asma y hasta cáncer pulmonar.