Sueño de un Imposible

Ultima Actualización: martes, 06 de marzo de 2018. Por: Artículo Invitado

Su carita alegre contemplaba aquel cielo azul de sol brillante, de canto primaveral de las aves.

Soñaba que corría por el pastizal campestre tras las mariposas de primavera, mayormente de alas blancas y amarillas, en bandadas, de vuelo uniforme. Soñaba que se posaban en sus hombros, en las mangas de su vestido rojo chino con bolitas blancas, haciendo juego con aquellos zapatos finos, blancos charol, de lazo amplio. Soñaba sentir el fresco viento de la mañana sobre su rostro sonrojado. Su carita alegre contemplaba aquel cielo azul de sol brillante, de canto primaveral de las aves, de algún que otro pichonzuelo protestando por ser lanzado a la independencia de la vida. Si, soñaba, corría desesperadamente de un lado hacia otro, bordeando la cañada, escuchando el sonar del arroyo pasivo, de aguas puras y cristalinas. Perseguía sueños, perseguía libertad.


Pero no, aquella niña de rizos crespo, de tez descolorida, había recibido la visita temprana del infortunio a través de la poliomielitis. Sus extremidades inferiores y brazo derecho se vieron condenados al atrofio. Su vestido más bien era un harapo curtido y estrujado, sus zapatitos convertidos en unas chancletas marrón pálido perdidas entre dedos polvorientos y uñas sucias. Su compañía eran aquellas muletas disparejas, de madera bruta e improvisada, parqueadas a un lado de su integridad. Sentada en aquel rincón su mente volaba hacia la libertad, hacia la posibilidad de alguna vez correr, saltar, extender sus brazos hacia el infinito en una necesidad desesperada de buscar lo negado, de alcanzar lo imposible, en un sueño que la alejara de aquella realidad grotesca convertida en una pesadilla latente.

Por Jaro