PUERTO PLATA.-  Con la llegada de la primavera y el verano casi todos los campos verdes de Puerto Plata, se pintan de un rojo colorido natural por el florecimiento de los flamboyanes y las amapolas que presentan un hermoso espectáculo que  impresiona a quienes lo observan.

En cualquier punto de esta provincia atlántica, ya sea en montañas, llanuras y hasta en la misma ciudad, podemos observar el colorido de flamboyanes y amapolas donde se pone de manifiesto la grandeza de la naturaleza, esa que tanto golpeamos.

Estos árboles que crecen de forma enorme pues su floración que se inicia en primavera llega para refrescar con su colorido nuestra vista y decirnos qué grande es el poder divino que ha creado tantas bellezas, como es un gran árbol de flamboyán ubicado en el parque regalado de esta ciudad frente al Centro Sanitario que indiscutiblemente es un vistoso espectáculo de belleza natural.

De igual manera, en la parte montañosa de nuestra provincia, además de los flamboyanes podemos ver las amapolas florecidas muchas veces en medio de plantaciones de cacao y otros productos agrícolas mayormente en la zona de Yásica, El Cupey, Imbert, Guananico, El Mamey, Altamira y Villa Isabela donde se observa una especie de “alfombra roja” en nuestros bosques.

Es un absoluto deleite recorrer la zona de Puerto Plata que bordea la cordillera septentrional en cuyas localidades es típico para esta época del año presenciar un acontecimiento único que es el espectáculo de las amapolas y flamboyanes florecidos, que muy bien pudiera ser aprovechado por los organismos que promueven el turismo nacional para que aquellos que no conocen esa belleza puedan disfrutarla y ser testigos de tan inigualable belleza.

Precisamente, las coloridas flores de los flamboyanes y las amapolas también permiten la inspiración del poeta, el pintor, el fotógrafo y sobre todo aquellos amantes al turismo de montañas que en su estadía en la provincia de Puerto Plata tienen una excelente oportunidad para disfrutar de su exquisita belleza.

Finalmente, existe una leyenda en torno a las flores de las amapolas, la cual explica que las jóvenes que pisan dicha flor lograban casarse rápidamente, hasta el punto de muchos de nuestros abuelos tenían siempre el cuidado de sus hijas para evitar que se les fueran tempranamente, pero además si una pareja de enamorados se besan debajo de una amapola se querrán para siempre.