Periódico The New York Times resalta que haitianos se refugian en resort abandonado en Puerto Plata

Ultima Actualización: martes, 04 de agosto de 2015. Por: ANTONIO HEREDIA

En el reportaje del diario The New York Times, escrito por el periodista Azam Ahmed, se describe con lujos y detalles cómo viven estos inmigrantes haitianos.

PUERTO PLATA.- El famoso periódico norteamericano The NewYork Times, publicó ayer lunes un reportaje donde revela que en Cabarete, localidadturística de esta provincia de Puerto Plata una gran cantidad de inmigranteshaitianos conviven en una especie de colonia en el que fuera un resort de lujo,hoy abandonado y semi destruido ante la indiferencia de las autoridadesdominicanas.

En el reportaje del diario The New York Times, escrito porel periodista Azam Ahmed, se describe con lujos y detalles cómo viven estosinmigrantes haitianos quienes han encontrado en la abandonada edificaciónturística una especie de refugio exactamente en la parte este de la provinciaPuerto Plata, en la costa norte de la República Dominicana.

 

 

La información narra que a pocos kilómetros por lacarretera, en el centro de Cabarete la industria del turismo late vitalmentecon restaurantes frente al mar que sirven ofrendas tan variadas como ceviche ypizza, los turistas acarrean tablas de surf y riñoneras deportivas y la peinadaarena blanca tan limpia y fresca como la ropa de cama atrae a los bañistas.

El periodista Azam Ahmed, expone que allí, en un rincón abyectode la isla donde el miedo y el odio es lo más común, el denominado JardínDeportivo, que fue una vez un lugar de lujo para los turistas que buscan unaalternativa al centro turístico caribeño con todo incluido, edificado acomienzos de los primeros años del 2000 se erige como una reliquia abandonadados veces y como un testimonio del profundo cambio que están en marcha en laRepública Dominicana.

Dicho hotel que fue construido más allá del borde exteriorde la zona turística, fue abandonado por causas desconocidas por suspropietarios, de los cuales se recuerda poco ya que por arte de magia seesfumaron, donde se detalla que la flora y fauna reclamaron el patio del citadoedificio hasta el punto de que las brillantes paredes color pastel se borraron,el cableado, la iluminación y las puertas, fueron arrancados por delincuentes ysaqueadores para la venta.

Ante el abandono y saqueo de la referida edificaciónturística, después del terremoto en Haití, una inundación de nuevos residentesllegó al Jardín Deportivo quienes son trabajadores y jornaleros migrantes quehuían de la desesperación en su patria ya que los ilegales haitianostransformaron las oficinas en bodegas, con bocadillos y cerveza, compraronnuevas puertas y llenaron las habitaciones del hotel con muebles y fotos de lafamilia, mientras que la antigua tienda de tenis se convirtió en una discoteca.

En las últimas semanas, después de un plazo del Gobiernopara que todos los inmigrantes indocumentados en la República Dominicana seregistraran ante las autoridades, el Jardín Deportivo, una vez más, seconvirtió en un páramo ya que los inquilinos, en gran medida haitianos, semarcharon súbitamente, dejando atrás ropas, muebles y objetos personales, comosi huyeran de un desastre natural.

En vísperas de una elección presidencial para la cual elactual presidente, Danilo Medina, se está postulando de nuevo, el plan delGobierno podría expulsar a decenas de miles de haitianos que viven en laRepública Dominicana, algunos de los cuales han nacido aquí, pero no tienen ladocumentación para probarlo.

El Gobierno se eriza ante las acusaciones de que estáplaneando expulsiones masivas. Señala a su vecino del norte, Estados Unidos,que ha estado deshaciéndose de los inmigrantes indocumentados durante décadas.Los dominicanos dicen que han detenido las deportaciones para que los migrantestengan la oportunidad de solicitar su permanencia en el país, y agregó quecuando reanuden las expulsiones lo hará de una manera humana, sin redadasmasivas.

Asimismo, a finales de junio, quedaban pocos haitianos,sobre todo aquellos que no podían permitirse el lujo de mudarse a los cuales derepente, se les unió un grupo de dominicanos residentes que tomaron el centrode descanso en lo que fue otro cambio de manos ya que los nuevos inquilinosllegaban con un temor nuevo: que los propietarios originales del local,quienquiera que fuese y dondequiera que estuvieren, pudieran un día venir areclamar su paraíso perdido.

En tanto que los residentes emanaban una desconfianza permanenteante los visitantes en un viaje reciente al complejo, al negarse a contestar alas preguntas y respondiendo con las suyas propias, y pidiendo, los más amablesentre ellos, mantenerse en silencio cerca del patio central, donde una piscinafétida, llena de algas, basura y una canoa medio sumergida hedía bajo el sol dela tarde. Un que perro lamía el agua hizo una pausa para masticar la basura quebordeaba el agua verde.