Framboyanes y amapolas...

Ultima Actualización: viernes, 29 de mayo de 2015. Por: Maria Gónzalez

Recordar los colores del Framboyán y de la amapola, es recordar aquella infancia virgen, libre de tecnología y estupefacientes.

Aun relumbran en los recuerdos aquellos verdes días en losque nuestras campiñas se vestían de rojo para recibir a cuanto admiradovisitante cargado de añoranzas se adentrara entre bosques y cafetales tratandode saturar su espíritu de la candidez de aquellas flores rojizas que cualramillete encumbrado guardaba la naturaleza para obsequiar a a cuanto nativo oextranjero quisiera acercarse a su contemplación.

No eran flores y ni plantas exóticas las que ofrecíamos anuestros visitantes, eran los colores del Framboyán y las amapolas que seentretejían entre los colores de los rojos granos del café y el amarillo de losCacaotales para ofrecer una dulce sinfonía de tonalidades que hoy nos llenan denostalgia, porque ya solo le hemos dejado espacio para que perduren en nuestrosrecuerdos y bajo los influjos de nuestra imaginación.

Recordar los colores del Framboyán y de la amapola, esrecordar aquella infancia virgen, libre de tecnología y estupefacientes,trasladándonos a épocas que parecen muertas y a vidas alejadas de nuestroplaneta, porque esa amalgama de colores de nuestros campos representaba no soloel potencial de vida que atesoraba, sino la candidez e inocencia virginal deaquellas jóvenes campesinas y aun aquellas citadinas que conservaban su castidadpara ofrecerla como dote a aquellos príncipes que conquistaran sus corazones.

La vida rupestre de nuestros campos no solo nos transporta alas épocas paradisiacas que se veian adornadas de flores de todos los géneros,sino que además la contemplación de tan floridos panoramas transportaba alhombre rústico a elevar como peremne oración, su amor por el trabajo y sudevoción por su familia, haciendo de este ideal todo un conjunto que amén deser idílico, era un compuesto de fortaleza inigualable.

Recordar hoy los colores del Franboyán y las amapolas nosolo es traer al presente aquellos tiempos idos, sino asumnir el compromiso derecomponer ese mundo que nosotros mismos destruimos, ese que tanto añoramos;aunque alabemos tanto las bonanzas del progreso y de la tecología, sabiendo queellos fueron los sepultureros de tan promisorio mundo…