Refundición

Ultima Actualización: jueves, 27 de noviembre de 2014. Por: Juan Yamil Musa

Hoy, ya con cimientos fuertes de qué queremos como sociedad y de cómo queremos avanzar, vivimos la refundición.

Todo cambio social, para consolidarse, atraviesa etapas de crisis. En una mecánica natural, lo establecido, ganado o impuesto, digamos, el status quo de las cosas, muestra resistencia ante cambios inminentes. Así ha sido en la historia de la humanidad, en cualquiera de los ámbitos que desee meditarlo: sociales, económicos, culturales, políticos.
 
Generalmente se suceden, escalonadamente, circunstancias que van moldeando (y dejando entrever) qué resultado se avecina, qué nuevas situaciones quedarán implementadas, qué valores se impregnarán en la sociedad. La vida misma es un constante movimiento que pone en dudas todo aquello que establecemos como verdad, como definitivo, para así sumergirnos en nuevas realidades desconocidas. De manera individual lo vive el ser humano, de manera colectiva lo vive la sociedad.
 
Nuestro país ha vivido a flor de piel numerosos cambios que han pasado por estos procesos. De la dictadura a la apertura política, de la apertura política a la democracia, de la democracia a la pluralidad de actores. En esta pluralidad, nos hemos concentrado es indagar cuáles mejores representantes nos convenían, y en ese hacer, hemos dudado, hemos errado, hemos acertado. De 1978 al 1996, una primera etapa que podríamos afirmar del surgimiento, por episodios no consecutivos, de ciertas cuotas de democracia, el país mutó. Y mutó, luego en una segunda fase, con fuerzas, a partir del año 1996 hasta nuestros días,  donde la democracia nuestra fue avanzando lenta, pero firmemente, hasta lograr los niveles de libertad, respeto y justicia social que tenemos. ¿Mejorables? Sí, ciertamente, y por ello nuestro derecho de verificar periódicamente quiénes pueden hacer esta labor, con dignidad y deseo sincero. 
 
Hoy, ya con cimientos fuertes de qué queremos como sociedad y de cómo queremos avanzar, vivimos la refundición. Una refundición que nace en el seno de la sociedad, y se reproduce allí mismo. Una refundición que exige, a la vez que vigila. La presencia de valores, ya sí, se hace necesario. Nos colocamos en un punto de no retorno donde será imposible defender conceptos pasados, principios cuestionados. Es la refundición de la sociedad, que hoy dice ¨Presente¨. 
 
Finalmente nos damos cuenta que podemos no ser partidarios, mas no apolíticos. Que no podemos ser honestos si no reclamamos honestidad. Que individualmente no avanzamos si no pensamos colectivamente. Que somos seres sociales que precisamente, en sociedad vivimos. Y lo más importante, que no somos ciudadanos sino pensamos como país. 
 
No merecemos ni deseamos sobresaltos en esta lucha por mejores conquistas. Refundición: lenta, sigilosa, valiente, decidida. Nuestra obligación no es resistirnos, sino involucrarnos.