Recuerdos de la Calle 2 (2 de 5)

Ultima Actualización: jueves, 11 de septiembre de 2014. Por: Ramiro Francisco

A los “callejoneros” en cualquier parte del mundo

La mayoría de las viviendas de la Calle 2 de Los Callejones de ese entonces, tenían sus pisos de madera. Construidos a cierta altura, por aquello de evitar  que el agua penetrara en tiempo de grandes lluvias.
 
Por eso, debajo del piso de muchas de ellas, los muchachos podíamos  jugar y “coger cangrejos” con una soga por cordel y una cáscara de plátano en el extremo.
 
Después de la casa de Pablo el Carpintero, siempre al Oeste, estaba la familia Morales. De ellos, recuerdo una joven de nombre Zulia y uno de sus hermanos que tocaba el bandoneón.
 
Como vecinos de ellos, estaba la familia de Marcelino. Este era, o había sido mecánico de la Chocolatera Industrial. Recuerdo una de sus hijas Rosa, y una de sus nietas, Manola.
 
Esta vivienda estaba junto al Callejón de Ana Lucía hermana nuestra, y madre de Olga y Lilín. Esa callejuela conducía, hasta donde Mamá Adelina. Una especie de matrona de los García. Cruzando por su patio, se llegaba hasta la Calle 4.
 
Luego del Callejón, había una casa cuyas puertas generalmente estaban cerradas. Le decíamos la Casa Misteriosa. Tal vez porque solo dos señoras bien entradas en años vivían en ella. Difícilmente entablaban conversación con alguien.
 
Al lado de estas, vivía doña Tinita y José, marino mercante e hijo de doña Trina. Todos los días en horas de la tarde y los domingos en la mañana, las quejumbrosas canciones de Fernando Valadéz solían escucharse allí.
 
Dicen que a su muerte Tinita fue enterrada con las canciones de ese artista mexicano.
 
Al lado de Tinita, vivía mi madrina o nenena Consuelo. Era modista. Mujer de finos y exquisitos modales. A su lado, en una pieza corrida habitaba Juan Martinez Cabrera (Guanchito). Ambos eran hermanos. La casa era grande, de madera y galería corrida.
 
Guanchito, era pequeño de estatura. Decía haber sido Jockey de Trujillo. Era Talabartero. Hacía y reparaba sillas de montar. Un buen bailador. Creador del equipo de béisbol Compañía Exportadora, que llegó a jugar amateur por esos tiempos.
 
Más tarde, en esa casa vivió Catalina Cueto (Catán) mujer del maestro mecánico Florencio Martinez y madre de Fabio, Gloria, Sara Miladis, Rafelito y Luis Cueto.
 
A su lado, vivían mis padres. Aquilino mi papá era obrero de muelle. Faustina mi madre ama de casa. El patio era grande. Al fondo mi padre tenía una especie de conuco. Tabaco, repollos, berenjenas, tomates, plátanos, rulos, ajíes y otras “chucherías” eran cosechadas allí.
 
A la derecha de nosotros – vista desde el frente – vivía un señor de nombre Leoncio y su hija Ina. Años más tarde, ocuparían esa vivienda, Baby y Luis el marino mercante.
 
Desde la galería de esta vivienda de madera, los muchachos mirábamos los aviones en su bombardeo a los “barbuses” que vinieron por Maimón allá por el 1959.
 
Le seguía la familia Román. Doña Lucila y sus hijos. Recordamos a Ursula, Lady, Esperanza y Raymundo.
Justo al lado, en una estrecha casita vivió muchos años Palalita y sus hijos; Pupy y Fernando.
 
Después le seguía la familia de doña GU, abuela de Frank Salvador. Tronco de los Salvador.
 
De esta bien recordada familia, relataremos en la próxima.
 
Continuará…
 
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