¿Qué tan despierto somos?

Ultima Actualización: martes, 09 de septiembre de 2014. Por: Ramiro Francisco

Los Grandes Maestros orientales tienen dentro de sus características de enseñanzas, el empleo o uso de los cuentos.

Muchos gobernantes y autoridades mantienen sus pueblos somnolientos. Es mejor para gobernarlos sin oposición, sin problemas. Sin tener “criadas respondonas” “ciudadanos pensantes y cuestionantes”.
 
Hacen todo cuanto esté a su alcance para lograrlo. Disfrazan sus lazos y mordazas con “programas sociales” y de ayuda a los más necesitados. ¡Y no tan necesitados!
 
Otros lazos y mordazas, son las encuestas, indicadores y vectores para hacer aparecer números que reducen la pobreza, elevan la cantidad de empleos y magnifican la transparencia. Agentes defensores de sus andanzas en estratégicos medios de comunicación. Hasta que aparecen unos “malditos” con “ruidos despertadores” y “perturban la paz social”.
 
Y entonces, la gente comienza a dudar. ¡Y de esa duda surge el buscar, el investigar…el despertar!
 
Los Grandes Maestros orientales tienen dentro de sus características de enseñanzas, el empleo o uso de los cuentos. Cuentos cortos. Parábolas, como son conocidas en las enseñanzas de Jesucristo conforme nos narran los  Evangelios.
 
Contribuyen a mantener la atención, y no producen cansancio. Técnicas empleadas hoy día y recomendadas por los más famosos psicopedagogos.
 
Es el médico Lucas, quién nos hace conocer la Parábola del Hijo Pródigo. Desobediencia, dilapidar, darse cuenta, regreso, recibimiento y perdón van de las manos, para hacernos entender mejor la enseñanza.
Los ciudadanos, los pueblos actúan cuando despiertan. Cuando se dan cuenta. A ese despertar, es que los malos gobernantes temen.
 
Temen, porque al despertar, al darse cuenta, los ciudadanos van a demandar, a exigir un rendir cuentas a sus autoridades.
 
No es lo mismo, unas autoridades envueltas en mantos de corrupción e impunidad con ciudadanos silentes por ignorancia a una sociedad despierta y demandantes de un  accionar correcto, ético y justo de sus gobernantes.
 
Cierto que el despertar depende en gran parte, del estado del sueño en que se encuentre el durmiente y de  los métodos empleados para volverlo a la realidad.
 
Para muchos, un simple toquecito en cualquier parte del cuerpo basta para despertarles. Otros requieren de una persistente campanadas de un reloj despertador. Una tenue nota musical. Los más, de una palmadita o palmada más fuerte. Un pellizco, alzar la voz, dejar caer un cántaro a su lado, echarle agua fría…tumbarlo de la cama.
 
¿Notan que todo depende en qué grado de sueño se encuentre uno? ¿Que no todos despertamos con iguales llamados?
 
¿Cómo despiertan los pueblos? ¿Mediante revoluciones costosísimas en vidas humanas? ¿Por la rigidez de una dictadura? ¿Por el constante “apretar de la tuerca”? ¿Por la falta de aplicar justicia o impunidad?
 
El joven de la parábola, “volvió en sí”. ¡Despertó, se dio cuenta! Comparó su situación en la que vivía…y cómo vivía antes con sus padres.
 
Despertar es pensar con libertad. Juzgar, comparar, actuar.
 
¿Es usted un ciudadano despierto?
 
ramiro_francisco@yahoo.com