Muchas veces permitimos que algo o alguien interfieran y se interpongan en el disfrute de aquellas cosas que nos provocan felicidad, y relajación.
Estamos insertados en una sociedad de consumo, una sociedad estereotipada y llena de reglas, que nos arrancan el ser y nos convierten en personas, que responde a ideas contrarias a la persona que en verdad somos.
Nuestro quehacer, no se puede convertir en un cumulo de reglas, deberes y promesas que cumplir. El plano espiritual, se confunde con religión o congregación en determinados credos religiosos, confundimos la trascendencia individual con la espiritualidad grupal,
Por eso lo idóneo es seguir adelante, cometer algunas locuras, caminar descalzo en las playas, canta, baila, ríete , pinta, disfruta del buen vino, como chocolate, lee un buen libro, escribe poesías aunque no rimen, disfruta, insértate en un mundo nuevo, trascender a otra dimensión, que nos haga sentir vivos, seres que amamos.
Pero que también recibiremos amor a borbotones… ¡Claro! Teniendo siempre presente los valores recibidos en casa.