Puerto Plata de Noche

DESCRIPCIÓN

ENCUENTRO LA PRENSA PROPIETARIOS PLAZA Y SUPERMERCADO "JOSÉ LUIS"

Por: Luis H. Canela
Lunes 08 de Junio de 2009

Como buenos comensales  aprovechamos la invitación que nos hicieran los esposos Ramón González (Tito) y su esposa Lesbia de González, propietarios de José Luis, Plaza Supermercado,  para pasarnos  el día en su casa campestre localizada en la comunidad de La Guaíta, próximo al paraje Sabana de Corozo, de la sección El Cupey. 

A pesar de los pronósticos lluviosos, el sol abrasador indicaba otra cosa. De vez en cuando las nubes poblaban el cielo, pero desaparecían espoleadas por el viento fresco y fuerte que soplaba sin descanso.

La actividad inició más o menos a las diez de la mañana, una enorme carpa blanca, como prevención por los augurios de la lluvia, localizada en el centro del patio trasero justo al lado de la piscina, esperaba impaciente por nosotros.  Pero, con la simpleza del hombre incauto, fuimos todos a parar al fondo del patio, justo debajo de un enorme árbol cuyo verdor indescriptible nos subyugó de inmediato.

Mientras Janiel el romántico instalaba sus equipos para dar paso a la interpretación de melodías hermosísimas, tres mozos iban y venían cargados de bebidas y picaderas, el ambiente era de camaradería, de risas, ocurrencias, cuentos, un ambiente distendido, muy lejano a las presiones del día a día.  

En el juego de dominó, mientras la pareja compuesta por Hugo Gómez y José Beard, sometían a la obediencia a todo los que se les enfrentaban, incluyendo a Guillermo Castro, Esteban Sarita, entre otros; Aridio Perdomo, Manuel Emilio Gilbert y Santiago Lozano (la historia viviente de la comunicación), departían muy animadamente sobre diversos temas. Negro Lantigua, conversaba sobre béisbol con Jesús Burgos, presidente del comité provincial puertoplateños en NY.  Estuvieron presentes también el Sr. Augusto Vásquez junto a su distinguida esposa e hijo (prospecto de gran valía en la comunicación del futuro), Mayobanex, Lissette Cuevas, Melvin Lantigua, Ramón Ramos y esposa, Arsenio Hernández, entre otros.   

Don Tito, Doña Lesbia, Yesenia, Olga, Vielka, Letty; todos permanecían pendientes a los detalles, que si la servilleta, que el trago está aguado, que la picadera, que qué te hace falta, que si quieres de esto, de aquello, demostraban con su actitud, lo que todo el mundo sabe; su extraordinaria capacidad de servicio, el don de gente, la exuberante entrega que ha hecho de ellos gente de éxito. Bien es sabido que la humildad precede al éxito; ahí está la respuesta.

El gran Euclides López, zar de la radio, voz que acaricia, poesía andante, hizo galas de sus cualidades como cantante al interpretar hermosas canciones junto al toque mágico de la guitarra, instrumento del amor.   Grato fue escuchar la voz de la Señora  Ingrid de Gómez, esposa de Hugo, cantar algunas canciones cristianas con especial maestría y dominio.  Excelente interpretación.

Justamente a las tres de la tarde fuimos convidados a pasar a la mesa donde nos esperaba el suculento almuerzo compuesto por cerdo asado, moro de habichuelas negras, ensaladas y carnes diversas, cazabe, pan, entre otras delicias que ahora mismo no recuerdo. Nery me sirvió un plato tan voluminoso que cuando lo puse frente a mí, fue necesario alzar la cabeza para mirar por donde iba.  Sabrosísima la comida, hechura de Crucita Jiménez, según me dijo Doña Lesbia.

Luego del almuerzo recibimos un tour por la propiedad donde observamos una gran laguna, gansos, patos, gallos, gallinas, entre otras aves. Vimos además, hermosas y delicadas flores rodeadas por el verde y bien cuidado jardín.  Solo la mano de Dios que usó como instrumento a Olga pudo realizar los cortes tan delicados en la arboleda.

Después del tour, volvimos a los tragos, los cuentos y  la risa. Así transcurrió el día, el cielo de vez en cuando se poblaba de nubes, pero la amenaza no se materializó, Dios gracias, en definitiva no tuvimos que darle la cara a la celosa blanca carpa que nos aguardaba impaciente; rogando quizás, que la lluvia nos obligara a poseerla.

No nos queda más que agradecer de todo corazón la gentileza de la familia González Monegro por tan delicadas atenciones, gracias de todo corazón, que se repita.  

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