UNA PROPUESTA DECENTE
09 de julio de 2008
La propuesta del presidente de la Cámara de
Diputados, Julio Cesar Valentín, relativa a que se debe
“congelar” el número de legisladores, luce medianamente sensata.
Es razonable hasta la de reducir el Congreso a una sola cámara.
Dice el Señor Orlando Jorge Mera: "
Nosotros creemos que -en nuestro país, con sus altas y sus
bajas- ha dado buenos resultados un Congreso con sus dos
cámaras".
Lamentablemente uno no puede estar de
acuerdo con esa afirmación. Aquí hay muchas cosas qué cambiar.
¿Qué buenos resultados? ¿Dónde están? ¿Para qué necesita un país
pobre más de doscientos hombres en el Congreso? Doscientos diez
para ser especifico. Eso es un verdadero abuso.
Dice la dirigente política, licenciada
Sergia Elena de Seliman, que un diputado dominicano le cuesta al
Estado 24 millones de pesos al año, contando sus salarios,
dietas, combustibles, asignaciones para viáticos, vehículos,
entre otros incentivos y asignaciones varias que se auto
asignan. Entre el Senado y la Cámara de Diputados consumen un
presupuesto ascendente a cinco mil millones de pesos anuales.
Ella califica esta realidad como “un absurdo y un crimen”. Y
sigue diciendo: "Mientras la Universidad UASD tiene
dificultades para poder cubrir los costos del curso de verano,
por el déficit que mantiene, los diputados sin embargo, se
aumentan el salario en un 50% y se asignan un bono de RD
$100,000 pesos para el día de las madres”.
Tanta gente discutiendo las mismas cosas.
Parece como que la vaca nacional tiene leche de sobra y no es
así. Por el estado de las finanzas públicas la cantidad de
legisladores no debería pasar de cincuenta. ¿Cincuenta? Si.
Con esa cantidad basta y sobra. Se sabe que
sería harto difícil la reducción, pero los beneficios serian
instantáneos. ¿Para qué tantos diputados, para qué tantos
Senadores? La nomina pública debe reducirse, el Estado debe ser
más pequeño, más eficiente.
Esa gran cantidad de gente en el Congreso
es el resumen de las imperfecciones de una democracia de
juguete, truncada por intereses y mantenida por la insensatez y
la corta visión de estos politiqueros pulpos que tenemos.
El futuro no puede ser promisorio, la
pobreza no puede reducirse, la educación no puede ser mejor si
los recursos se esfuman de esa manera.
El país no se va a quedar atrás porque
haya menos legisladores. El país va a seguir avanzando, quizás
por mejores rumbos, con más eficacia y eficiencia.
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