Opinión

 

REGLAMENTO DIFÍCIL DE CUMPLIR ESE

5 de enero de 2008

La noticia dice que la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) hará cumplir desde hoy la disposición gubernamental que regula el uso de vehículos oficiales los fines de semana y días feriados que no cuenten con un certificado oficial.

Uno vive en este país y como que a veces le resulta difícil creer algunas cosas. ¿Cree usted que un agente de AMET podrá tener el arrojo, el coraje y la valentía suficientes para detener a un funcionario público sin pensar que se está jugando el puesto? Si lo veo en el acto, es decir, deteniendo a alguien, me imaginaría lo que podría estar pensando el AMET cuando esté mirando esa placa blanca verdosa con las letras República Dominicana.

Lo detengo, no lo detengo. ¿Qué hago? Mi puesto podría estar en juego. Porque ciertamente estos tiempos como que se me parecen a los de los doce años, no, por nada. Pero hay similitudes. El comportamiento de algunos detentadores de puestos públicos, Senadores y Diputados,  hace ver que la humildad, el respeto y la obediencia, está lejos de las cabezas de muchos.

Tal vez, un sentido morboso por la apreciación del cumplimiento de esta medida, me impulsa a querer estar en el lugar cuando los vehículos que no cuenten con “un certificado especial para servicio”,   “sean detenidos en los lugares que tiene la AMET para resguardarlos”.  ¡Cuánto me gustaría ver ese espectáculo! Me imagino esos lugares repletos de camioneticas viejas, motocicletas destartaladas, carros de encargados departamentales de baja remuneración. Nunca de Jeepetas, Mercedes o BMs, nunca. No he leído el reglamento pero imagino que esos vehículos con placas oficiales que tienen piel en su interior están excluidos.

En un país donde hay tantos jefes, donde la miseria humana que se vive por mantener un empleíto público se convierte en impulso para endiosar a los que dirigen, donde ciertos funcionarios se creen detentadores de poderes divinos, aplicar esa medida será harto difícil.  Ya lo estoy viendo. Gracias a Dios que no soy AMET, porque si lo fuera, por nada del mundo osaría detener a nadie, ni siquiera un mosquito que fuera subido en un vehículo oficial.  Y para qué, si luego vienen los malos entendidos los “usted me falto el respeto”. Mejor continúo cada quince días colaborando con las redadas de infelices motoristas sin cascos ni papeles que dejan algunos beneficios.

Me inscribo en los que piensan que, ciertamente, este es el país de Dios, pero, sólo para algunos.

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