QUE ME PERDONE
EL QUERIDO
Por: Luis H. Canela
11 de Septiembre de 2009
El jovial y solícito
diputado por Puerto Plata, “El querido”,
Alfonso Crisóstomo, al parecer
desenganchó la lengua y se deshizo por un momento, grave error
el suyo, de la prudencia
verbal que aconseja el
buen juicio al elucubrar tristes aseveraciones sobre la
repartición inmisericorde de los fondos públicos a través del
odioso adefesio denominado barrilito.
Sus palabras hieren
profundamente la sensibilidad de los millones de dominicanos que
trabajan ocho horas al día por un miserable sueldo mínimo, sin
tener Ferraris, Bentley o Lamborghini, sueldos lujosos, segunda
casa en el campo o villas en La Romana y una pensión cuantiosa
segura.
Su modo de apreciar la
realidad, choca con la estrechez con la que vive la mayoría y su
amenaza de modificación a la ley 200-04 sobre el Libre acceso a
la Información Pública es risible. Esta ley, como ya se ha
dicho, constituye una conquista democrática que permite a
la sociedad pedir cuentas al gobierno sobre la
administración de los recursos públicos, convirtiéndola en un
ente activo en la vigilancia de la transparencia y el combate a
la corrupción.
Se olvida el Honorable
Diputado que la Constitución establece en su Artículo 8, Inciso
10 que: “Todos los medios de comunicación tienen libre acceso a
las fuentes noticiosas oficiales y privadas, siempre que no
vayan en contra del orden público o pongan en peligro la
seguridad nacional”.
Al hablar sobre el
barrilito ha dicho: “nosotros
nunca hemos impedido que se investigue nada, nosotros lo que
estamos tratando es de que no se juegue a una carrera de cuál
sea más sensacionalista de si Alicia Ortega o si Nuria Piera eso
es lo que estamos diciendo, que se investigue a to el mundo y se
diga to lo que quiera, ahora, yo no le tengo miedo a que se diga
que yo tengo a mi Papá en la nominilla mía, no, porque mi Papa
sí sabe lo que se ha fajao por este querido que está aquí”
Frases lapidarias que lo
perseguirán, por suerte para él, sólo hasta que salga de las
primeras planas de los periódicos.
Su estrella y la
de muchos, todos, sin ser extremistas, además del tiempo,
es la bochornosa capacidad que tiene el pueblo dominicano para
olvidar esos desmanes.
Ojalá existieran muchas
Alicias y muchas Nurias, ojalá no fueran sólo dos las guerreras
que combaten al enemigo depredador de los fondos públicos sino
todo el pueblo unido en un objetivo común.
Mutilar los avances que en
materia de transparencia ha traído la mencionada ley sería una
tarea de tontos. Al querido que no pierda su tiempo en faenas
truncas porque
consagrado está que el derecho a la información es un derecho
fundamental del individuo.
No voy a decir nada sobre
el cheque que recibe su padre, lo que sí voy a decir es que mi
madre fue maestra de escuela por más de treinta y cinco años y
su pensión no le alcanza ni para comprar la mitad de la insulina
que tiene que inyectarse todos los días y mucho menos para el
tratamiento médico oftalmológico porque también se quedó casi
ciega educando a medio pueblo.
Que nadie me venga con
barrilitos y nominillas, el país tiene que institucionalizarse y
tener control de los
fondos, la discrecionalidad es nociva para el progreso.
Que arreglen eso y aclaren
sus ingresos, estamos cansados de que en solo cuatro años hasta
analfabetos enganchados a políticos (no me refiero al querido)
se hagan ricos debido al descontrol y esa
farsante
discrecionalidad en la repartición de los recursos. Que me
perdone el querido.
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