LO QUE NOS PREOCUPA
14 de enero de 2007
Lo que nos preocupan son los aumentos
desmesurados de la deuda externa periodo tras periodo, el
déficit cuasi fiscal del Banco Central y su aparente falta de
solución. Nos preocupa que no vamos por buen camino, que estamos
sembrando problemas para las futuras generaciones, también nos
preocupa la débil inversión en educación, en salud, las
condiciones de vida paupérrima de la mayoría de dominicanos, la
falta de empleo, la vida licenciosa, que con los altísimos
sueldos, comisiones, dietas, exoneraciones, llevan muchos de
nuestros funcionarios.
Nos preocupa la creciente carga burocrática
que pesa sobre las espaldas de una nación pobre como la nuestra.
Es nefasta la creación constante de nuevos ayuntamientos,
dependencias, de salarios a cónsules y vicecónsules en países
donde hay tres dominicanos. Se compran y se venden conciencias,
se hacen concesiones, se trafica con todo. Cada cual tiene su
precio, es una verdad aterradora miles de veces comprobada.
Nos preocupa el problema eléctrico que no
tiene solución aparente debido a que es un método expedito para
sacarle el dinero de los bolsillos a la población sin que ésta
pueda hacer nada para evitarlo, se refleja aquí, muy
dolorosamente, la incompetencia de nuestras autoridades, todas,
las pasadas y las presentes, para hacer frente a un mal que está
agobiando al comerciante, al padre de familia, en definitiva, al
dominicano común.
Nos preocupa la carestía de los alimentos
que suben sin que nadie haga nada para controlarlos.
Nos preocupan los políticos que con sus
apetencias de poder dedican muy poco tiempo al razonamiento, a
la acción, a la solución de problemas elementales de la
población. Nos preocupan las constantes discusiones de los
funcionarios que están llamados a desempeñar un trabajo
productivo para la sociedad y se pasan el tiempo en chácharas
improductivas y sin porvenir.
Nos preocupa que la política nuestra haya
convertido el voto en una mercancía que se compra y se vende,
los partidos políticos han sido transformados en compañías por
acciones que con propaganda seducen al pueblo llano para
conseguir sus objetivos.
Nos preocupa la perdida de fe del
dominicano. ¡Oh, mayo del 1996! ¡Oh mayo del 2000! ¡Cuántas
esperanzas sembramos en esos nacientes períodos gubernamentales!
¡Cuántos dominicanos sembraron esperanzas de regresar a su
patria, cuantas ilusiones truncadas por una realidad que nos ha
dado en la cara! Y seguimos igual. Las mismas promesas, los
mismos razonamientos, el mismo mercado electoral, las mismas
propagandas, los mismos engaños. La historia se repite.
Nos preocupa, por que no, la falta de
objetividad de una gran parte de la prensa dominicana; también
ella es usufructuaria de las mieles por ocultar verdades que se
pagan en pesos, sumergen al confinamiento informativo a la
mayoría de dominicanos con su silencio o medio silencio.
Verdades a medias subastadas al mejor postor.
Finalmente, a los lectores les pido que por
favor perdonen mis preocupaciones de este domingo, uno escribe
lo que siente y lo que puede. Uno escribe lo que percibe, lo que
ve. ¡Perdón, mil veces perdón!
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