Opinión

 

LA MONSERGA DE MI TECLADO

 15 de abril de 2008

A propósito de la cantidad de movimientos de apoyo a la reelección, de personajes y personeros que cada día se adhieren, tengo a bien relatarles una escena que, no por su carácter simplista deja de ser una lección de sentido común.

En la famosa película El Titanic, recuerdo como ninguna otra escena, la que, después que el barco chocó con el iceberg se fue hundiendo ladeado y un poco hacia la proa. Un personaje llamado Fabricio, con marcado acento italiano, al ver que su camarote se llenaba de agua, salió de prisa y viendo que una gran cantidad de ratas se dirigían con prisa hacia la popa, es decir hacia la parte trasera del barco, le dijo a su amigo, compañero de camarote, que era necesario ir en la misma dirección.  Indudablemente que Fabricio sabía que esos depredadores tienen el suficiente sentido común para ir hacia el lugar más seguro del barco.

Ante mi ignorancia, tengo días buscando un sociólogo que me describa el fenómeno, esa cantidad de gente que se adhiere al proyecto. Meses mirando como una gran cantidad de ciudadanos acogen como buena y valida esa candidatura. Mansos y cimarrones, los hay buenos, regulares y malos. Aunque no soy juez, los hechos hablan por sí solos.

Me inscribo en los que piensan (con todo y crisis), que en estos tiempos es más fácil formar un movimiento de apoyo y sacar algunos pesos, que formar una pequeña o mediana empresa productiva que genere empleos.  Los cerebros emprendedores de este país tienen su dirección equivocada.

Son muchos los que están detrás del dinero. Una gran cantidad de ellos abandonaron el barco blanco de la reelección anterior y ahora como quien corre hacia la popa, apoyan, se solidarizan. Es como ponerse donde el capitán los vea para que los tomen en cuenta.

Lo malo de todo esto es el peso inconmensurable que se cierne sobre las finanzas públicas en estos tiempos de crisis actual  y por venir, situación que también aconteció en el pasado reciente. 

Personalmente considero que la re postulación por un periodo consecutivo no es mala, puede hacer que se cumplan planes de gobierno basados en el mediano plazo. Es indudable que tiene sus ventajas cuando se está frente a administradores probos y honestos.

Lo único malo es el descontrol en el gasto que tiene como base la debilidad de nuestras instituciones. Si existieran controles, si no hubiera borrón y cuenta nueva, los de cuello blanco estarían más temerosos, más cautos, serian más moderados en la contratación de esos personeros con el dinero público.

Lamentablemente eso es lo que tenemos;  ese es el “sistema”, creado por coyunturas y parches. El doloroso e ineludible “sistema” al que  todos se acogen y el que, por lo menos por ahora, será harto difícil modificar.  

Mientras tanto; ¡que siga el entierro!

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