Opinión

 

EL PGA TOUR'S DE PUERTO PLATA
 

29 de Marzo de 2008


Los puertoplateños permanecen en medio de una celebración donde el bizcocho se lo arrebataron delante de sus narices. Los nuevos dueños del bizcocho están llevando a cabo acciones que le permiten tener visitantes más preciados, más ricos, más libertinos en el gasto. Poderosos huéspedes que buscan lo mejor de lo mejor como esos del PGA TOUR'S  y los que vendrán detrás de ellos.

Puerto Plata se quedó "como perico en la estaca". Tiene su propia fiesta, pero sin bizcocho. Por ahí hay unos pastelitos, unos quipes y un coctel hecho con uvas de la playa de Costambar las que fueron recogidas después de tomar una avioneta para buscarlas dadas las condiciones de su precaria carretera de entrada.

Es como la fiesta sin bizcocho que atrae sólo  a obreros extranjeros con escaso poder adquisitivo.  La gallina de los huevos de oro hace rato que nos la comimos y no nos dimos cuenta, sólo queda de ella las alas y las patas, las partes menos demandadas.

Hemos tenido que recurrir al cliente interno, que aunque come y bebe más de lo normal, no está mal, porque para mantener las instalaciones vacías, es mejor llenarlas aunque sea para compensar los costos.

Nos hemos convertido en el receptáculo de nuestros parientes pobres, indisciplinados, que rompen los baños, los lavamanos, que ensucian las sábanas con comida, que no salen de la piscina cuando le acometen ciertas necesidades fisiológicas líquidas minando de amoniaco las aguas.  Lo que queda es el plato sucio, la botella vacía, la cama desarreglada.

Es innegable que nuestros comensales asisten por lo barato y no por la calidad del producto.

Algunos de los que comenzaron a organizar esta fiesta en Puerto Plata se fueron, se llevaron el bizcocho para el Este y, lo que es peor; al parecer las ideas.  Nos hemos convertido en el patio trasero del turismo; aquí, en este patio de tierra, sólo come el servicio y reposa el obrero.

¿Qué estamos haciendo para atraer visitantes de mayor poder adquisitivo?,   ¿Cómo nos estamos vendiendo?, ¿Cuál es la calidad de nuestra oferta?, ¿Estamos mejorando?, ¿Estamos renovando nuestra imagen? ¿Hacia dónde es que vamos? , ¿Nos estamos mirando de aquí a veinte años?

Nuestra fiesta es deprimente. El resultado puede verse en la calidad de vida de la mayoría de los empleados medios y bajos que ofrecen servicio al turismo que tenemos y el deterioro progresivo de nuestra infraestructura. Estamos asistiendo a una fiesta sin bizcocho, miramos impávidos la celebración de nuestros vecinos del Este, que no solamente nos robaron la tarta sino que le pusieron dos niveles más.

Mirando, como mira un niño pobre detrás de la verja de enfrente, la gran cantidad de juguetes que los reyes trajeron al niño rico, digo:
¡Qué bueno! ¡Qué bueno que los amigos del Este celebren! Me hubiera gustado ser yo, pero lamentablemente no soy.

Y me pregunto; ¿Qué debo hacer para mejorar?

 

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