DESTILANDO
"BUSCANDO CAMINO"
¿Debemos los dominicanos y dominicanas, seguir atados a los
partidos políticos tradicionales, o será hora para comenzar a
pensar en nuevas alternativas, que nos puedan ofrecer, por lo
menos un confiable “no más de lo mismo”?
Yo creo que sí, que ya es tiempo de trillar nuevos caminos, a
menos que definitivamente nos declaremos masoquistas y
derrotados en esta lucha en contra del mal.
El Partido Reformista, fue el padre (claro luego de Trujillo) de
la corrupción. En esta etapa moderna de nuestra democracia, es
decir a partir del 1966, el creador de este estilo de gobernar,
o sea, pensando más en el interés personal, individual,
particular etc., lo fue ese PRSC; el Partido Revolucionario
Dominicano (PRD) se “reformizó” y el Partido de la Liberación
Dominicana (PLD) se perredeisó, por lo que hoy, estos tres
partidos no guardan muchas diferencias, tal vez algunos tenues
matices. Definitivamente los tres son socios distinguidos del
club denominado “más de lo mismo”.
Los tres del sistema, han devenido en simples maquinarias
electorales, para llevar uno que otro personaje a la presidencia
de la República, para que ya en el gobierno hagan lo que en
ganas les venga y, muy en particular, lo que más les convenga a
los intereses de los sectores minoritarios y muy reducidos que
les acompañan. Esto debe ser detenido, si es que en verdad no
queremos llegar a ser un “estado fallido”, porque por el camino
que vamos en esta isla habrá que lanzar la consigna “sálvese
quien pueda” y en los altares se colocará a Satanás y el Dios de
los cristianos, musulmanes, budistas, será segregado y declarado
ilegal.
Pero ¿qué tan fácil o complicado es lograr una fuerza, que con
posibilidad de llegar salga al campo político para derrotar al
“tigueraje” que hoy domina este escenario? Para alcanzar esta
posibilidad, lo primero que hay que entender es que debemos
hacerlo rápido, pero muy rápido, porque el vandalismo de hoy se
puede tornar irreversible si lo dejamos llegar a cierto punto;
además, debemos entender que este no es un trabajo de un
particular, sino de todos. El movimiento, el conjunto es lo
único capaz de doblar el rumbo actual y no el individualismo. La
persona, el sujeto, el liderazgo es importante, muy importante,
pero no lo determinante.
Asimismo, hay que aceptar con humildad, que la verdad o la
razón absoluta no es patrimonio de nadie en particular. Que esa
verdad o razón sólo la encontraremos unificando todas aquellas
razones y verdades parciales que atesoran importantes núcleos de
nuestra sociedad. Es decir, debemos partir de un criterio no
excluyente. Todos somos necesarios.
Y
claro, para colocarnos en posibilidad de competir debemos, sobre
todo, atrevernos y dar un paso adelante.
¿Quién se atreve?
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