"CASOS, RUMORES, MENSAJES Y ALGO MÁS"
Esto no puede continuar así
Un amigo está esperando el cambio del
semáforo. Un motorista (motoconcho) parecía venir pensando en
quien sabe que cosa y se estrella en la parte de atrás de la
camioneta. La pasajera que lleva, resulta con una herida grave
en un pie, que le fue ocasionada por los radios de la
motocicleta. El motorista emprendió la huida y mi amigo, como es
de esperarse en una persona que se duele de la desgracia ajena,
lleva a la señora al centro médico más cercano y, decide poner
la denuncia en la policía.
Tal y como le pasa a tantos, que ya duele
hasta la cabeza de pensar si un día se va a acabar esta
pesadilla, se le retuvo el vehículo, se le detuvo a él y cuando
menos lo pensaba se encontró en un juicio ante la fiscalía y
también tuvo que pagar dinero para fianza (sin contar las
boronas policiales que tuvo que repartir y que nadie se haga el
tonto diciendo que no es cierto, pues todavía es práctica
constante).
¿Cuál es la investigación que realiza la
policía para detener a una persona que se ve envuelta en un
accidente tan sólo porque alguien salió herido? ¿Acaso no sería
prudente tomar y verificar la dirección de los involucrados y si
es necesario que se presenten a rendir declaración hasta que se
demuestre responsabilidad? ¿Qué clase de investigación es la que
se realiza en caso de los accidentes? Pues en su mayoría nunca
pasan de un iletrado tomando declaraciones y anotando versiones,
pero no se trasladan al lugar de los hechos ni toman apuntes de
testigos oculares. Tan sólo se limitan a reescribir
declaraciones y mientras tanto que se fuñan todos, especialmente
los que no tienen una responsabilidad directa, ya que, según
parece, el solo hecho de que hay un herido cubre con un manto de
culpabilidad al que da la cara. Por esta razón es que a muchos
se les ha endurecido el corazón y prefieren abandonar a los
heridos, nada más que por no verse en problemas.
Todos hemos sabido de cómo algunos dueños
de vehículos estacionados correctamente se han visto en medio de
terribles situaciones tan sólo porque algún motorista en su
imprudencia se ha matado con el vehículo parqueado. Pero la
gloriosa Policía Nacional asume inmediatamente, no un papel
investigador de la realidad de los hechos, sino un papel
acusador y líbrele Dios a usted de verse en un caso semejante,
pues si la familia del desdichado está en el ánimo de sacarle
dinero, gritará desde el último rincón “crucifíquenle,
crucifíquenle”.
Hace apenas un mes fui embestido por un
rupestre que andaba sin seguro y como alma que lleva el pájaro
malo. La tremenda abolladura en el centro de mi puerta daba fiel
testimonio de que mi vehículo ya estaba en el centro de la
intersección. De todas formas, tal y como le dije al otro
chofer, yo no estaba en entrar en detalles de culpabilidad, “ni
usted quería chocarme ni yo que usted me choque… vamos para la
policía”. El hombre va mansamente, sin embargo, allí lo
esperaba un amigo, Mayor de la Policía para solucionarle el
“problemita” del seguro con el cual no andaba, ni tenía, pues
fue fabricado al día siguiente. Vergüenza debiera darle a este
Mayor de prestar su rango para tal mezquindad, sin embargo, la
palabra vergüenza es una especie de pollo congelado que hace
tiempo cayó en el fondo de ese zafacón uniformado y ahí se
pudrió. También un hermano de mi agresor, bembón y con un
aliento de mil tumbas, se esmeraba en burlarse de mí, es decir,
estaba yo chocado y también le estaba sirviendo de espectáculo
a unos gorilas que se sentían apoyados por un militar. Estaba
perdiendo mi tiempo.
No espero que éste, ni ningún gobierno
hagan nada, pues no es directamente el gobierno, somos nosotros
los dominicanos que debemos decir ya basta a los atropellos de
todos los días. Ya basta de que nuestros impuestos paguen los
salarios de una autoridad ineficiente. Tarde o temprano el
proceso histórico va a cobrar la ineptitud y la confabulación de
los que utilizan la gran responsabilidad que se les ha
encomendado para desmedro de nuestra calidad de vida, les va a
cobrar a ellos, pero también a nosotros por indolentes.
Mientras tanto, trabajamos y nos unimos
moralmente a todos los agredidos y procesados injustamente y
velamos porque los antisociales e irresponsables, los que creen
que pueden burlarse de los ciudadanos decentes, los que andan
sin control, los que se ríen de las leyes y las quebrantan, los
que creen que esta es su jungla en donde los más astutos y
mezquinos son los que triunfan, todos ellos, reciban su justa
retribución.
La justicia llega tarde o temprano, y
cuando llega de parte de Dios, no hay quien la tuerza. Mientras
tanto, demos los pasos firmes para que nuestros derechos brillen
en esta densa oscuridad. Tinieblas palpables en una patria que a
sí misma se hace ciega.
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