"CASOS, RUMORES, MENSAJES Y ALGO MÁS"
ALERTA ROJA: BOLA CONTRADICTORIA
Todo el que vive en esta patria no puede
negar que la información y el acceso a los medios informativos
han venido a ser parte fundamental en el modo en el que
abordamos las decisiones presentes y las por venir; es decir, la
noticia se vuelve vida y forma de vivir. Sin embargo, no menos
cierto es que junto con la noticia también ha crecido la
desinformación, la confusión adrede de los que se valen de los
medios más que para comunicar la verdad, para comunicar “su
verdad” y defender sus intereses particulares o de clase. De
ahí que los dominicanos nos sintamos abrumados y divididos
muchas veces por no conocer dónde está la realidad de las
cosas, pues cada medio y cada líder ofrece distintas versiones
de un mismo hecho e intenta manipular la audiencia para
proteger lo que es suyo en sacrificio de la colectividad.
El Procurador de la República habla de
declarar a Puerto Plata en alerta roja ante el aumento
desmesurado de los asesinatos, los ajustes de cuenta y los robos
efectuados con violencia y maltrato de las víctimas. El Jefe de
la Policía dice que todos los casos están resueltos (¿de
veras?). Los hoteleros salen al frente y califican de exagerada
la opinión del Procurador; nuestro flamante Secretario de
Turismo se despacha diciendo que es innecesario el plan de
alerta roja para Puerto Plata.
Hemos oído tan sólo las voces del
empresariado que se beneficia del Turismo descalificando a un
funcionario que no tiene la más mínima intención de disminuir
las entradas económicas de un sector productivo. Sin embargo,
quisiéramos saber ¿Qué dice el individuo común? El que no está
guarecido por la investidura del cargo público o las altas
verjas de un complejo hotelero con sus seguridades y sus
comodidades? ¿Qué dicen los que viven lugares como “La Mulata”,
en Sosúa, extranjeros que han invertido en este suelo y ahora
se sienten acorralados por los malandrines por no tener
seguridad ni confianza en las autoridades que han sido más que
lentas en resolver algo que se vuelve un monstruo
incontrolable.
Muchos sostienen que lo que no quieren unos
cuantos empresarios (que no todos), es que se diga una realidad
que en lo inmediato es cierto que les afecta, pero que tarde o
temprano les va a costar mucho porque la gente no es estúpida y
porque los hechos están ahí. No obstante, el salir al frente a
cantaletear su modo particular de ver las cosas les disminuye,
primero porque fomentan la falta de acuerdo que nos persigue
eternamente (la historia es suficiente para enseñarnos) y
segundo porque los que sufrimos la falta de seguridad creciente
nos damos cuenta que ellos sólo están hablando de lo que a ellos
les interesa: sus negocios. El pueblo está después.
Otros dicen de forma abierta a los
funcionarios y al empresariado que pueden contradecir lo que
quieran; sin embargo, llevan el dolor de ver como muchos de
sus clientes extranjeros han tenido que salir de esta patria en
ataúdes; otros se han ido con grandes heridas físicas y
sicológicas y con la moral desecha de ver que en sus casos no se
ha hecho nada. Sobre todo, se ha mantenido el silencio de la
complicidad; el de los malhechores, pero también el de los que
no quieren que los casos salgan a la luz, no sea que se
estropeen sus arcas y sus divisas, que no son del pueblo al que
pagan salarios miserables, son de ellos y de nadie más.
Usted, saque sus propias conclusiones. Su
opinión es importante en este asunto, por lo que le animo, a que
me escriba a mi dirección electrónica
[email protected]
y me entere de su visión de estas opiniones.
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