Volvamos a nuestros valores (2)¿Como ganarle la guerra al sistema inmoral que impera aquí en Republica Dominicana y en gran parte del globo terráqueo? Nuestro problema tiene su origen en por razones internas y externas, y no es una exclusividad nuestra, se dan en mayor o menor grado en todos los países. La forma como pensamos hoy, no es el producto de una evolución fortuita o natural. Es algo que nos viene inducido por determinada inteligencia terrenal, foránea pero con importante complicidad local. Durante años, poco a poco, nos han producido podríamos decir que un “lavado de cerebro”. Es muy común escuchar hoy, en nuestra juventud y entre nosotros mismos, “fíjate que eran locos esos tigueres”, cuando se refieren a episodios políticos de los años sesenta, setenta u ochenta. Y no es que estuviéramos equivocados en aquel entonces, ni que nuestros sueños u objetivos eran de “tigueres” sino que, la forma como han organizado nuestros pensamientos hoy, así es que tenemos que ver aquellos episodios, o sea como algo realmente de locos, vandálicos etc. Y es que el lavado de cerebro procura que jamás se nos ocurra imitar aquellas posturas y conductas. Si profundizamos un poco encontraremos aquí, una explicación del por que de la deficiente enseñanza histórica que tenemos. Y agregamos y nos atrevemos decir, que por el camino que vamos, Duarte, Sánchez, Luperon y tantos hombres y mujeres que dedicaron toda su vida para que tuviéramos Patria, serán echados en el zafacón de la historia y considerados ejemplos negativos. Y es que así es mas fácil imponer, disponer, controlar. Nos cambian la Patria, el terruño de nuestros padres, por el “dinero” sin bandera. Eso es lo que vale, la papeleta. Nos preparan para ser maquinarias perseguidoras del peso. Si no lo encontramos aquí, lo buscamos en cualquier parte del globo. Nada nos ata a tierra alguna. Esa cosa llamada Patria, Nación, son términos y conceptos atrasados, antiguos, constituyen estorbos para “progresar”. Lo que importa es el dinero, por que con el puedo comprar todas las ofertas comerciales de la radio, la televisión, el periódico etc.. Y cuando me hablan de Patria, digo, no tengo que pelear por algo que no me da provecho, que no me llena el estomago ni me satisface en lo mas mínimo, las necesidades que me impone esta sociedad consumista, ni me ayuda a tener mejores cosas que mi vecino. Dinero. La cacería de esta mercancía hace que hoy nos parezca una ridiculez las luchas que libro toda una humanidad para conquistar la jornada de ocho horas de trabajo. El concepto que predominó en la social democracia y que se impuso en nuestro planeta, de que el obrero necesitaba reposo. Que largas jornadas de trabajo reducían la capacidad productiva del obrero etc. etc., también ha quedado como disparates de nuestra historia. Y es por eso que hoy no vemos protestas por la jornada de ocho horas. El afán por el dinero, hace que el hombre y la mujer trabajen por encima de su capacidad. Y lo hacen con “alegría”, por que esa necesidad del dinero así se lo impone. De ahí el crecimiento negativo de lo espiritual. La “globalización” obra del neoliberalismo, ha sido el gran artífice de esta desgracia, por que (repito), así es mas fácil, para que todas las naciones les garanticemos el “bueno y valido” a las nuevas y mayores aspiraciones de las grandes potencias y en especial a la mas avasalladora, Los Estados Unidos de América. Ellos, los grandes disponen, nosotros los más pequeños y débiles cumplimos. Por ejemplo el Imperio del Norte ha dispuesto que nosotros en este nuevo orden, seamos una sociedad de servicios. De ahí que nuestra economía tradicional, ira desapareciendo, en especial, nuestro potencial agrícola. Solo debemos dar servicios, mano de obra barata, y buenos precios de nuestros recursos naturales, los que por demás deben estar colocados preferentemente a servicios de las grandes multinacionales etc. etc. Este es el panorama, dentro y fuera. ¿Para que estos antivalores que predominan hoy en nuestra sociedad, sean aceptados, hubo que hacer entre otras vagabundearías, acopio de las malas artes de Maquiavelo. En mi época, Maquiavelo era sinónimo de Satanás, y su máxima “el fin justifica los medios” era considerada el mayor grado de sinvergüencería. Sin embargo, hoy Maquiavelo y su concepción de que el fin justifica los medios, es aceptado como un postulado valido, moral, honesto, y nos inducen a practicarlo si queremos progresar. El político, el capitalista, el obrero, el estudiante, el campesino, las amas de casas, deben (según los valores de hoy) tener muy presente que lo importante es conseguir el fin, y que son validos todos los métodos y que se justifica todo lo que tengamos que hacer para conseguir nuestro objetivo. Adiós a los principios, a la decencia, buen viaje a los principios morales y a las concepciones cristianas. Si para progresar y obtener el maldito dinero hay que pasar sobre la madre, pues por encima pasamos. A veces parece que exagero, pero no, la realidad es más alarmante y cruel. Este crecimiento de la delincuencia, de los negocios ilícitos e inmorales, el narcotráfico, y la impunidad de los protagonistas de estos hechos, es una consecuencia de una acumulación de tantas cosas negativas cometidas por los que han controlado al paso de la historia nuestros pueblos, y muy en especial por el sistema “globalizado” en que vivimos. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estos son los frutos de los que sembraron este nuevo orden, es decir los abanderados del neoliberalismo. De ahí, la magnitud de esta guerra. No es nada fácil, es muy difícil, y hay que hacerlo pronto, antes de que los daños sean irreversibles. ¿Y usted que opina? Ya seguiremos. Dr. Gabriel M. Imbert Román |