LA OTRA TRAGEDIASugerimos la inmediata transferencia tecnológica del proyecto de gasohol brasileño y la reactivación del sector cañero para producir etanol. Escribe García Márquez en “Crónica de una muerte anunciada”, que Santiago Nasar no reconoció el presagio del sueño que había tenido de su caminata por el bosque de higuerones; y su “impresión personal es que murió sin entender su muerte”. A diferencia de Santiago Nasar, nosotros sí podremos entender nuestra muerte en términos energéticos. En economías como la nuestra el incremento en el precio del petróleo aumenta la inflación y reduce el crecimiento del PIB real. Según datos de la Secretaría de Planificación y Desarrollo, cerca del 40% de la inflación acumulada hasta el momento se debe al aumento de la factura petrolera. Esto se traducirá en incrementos desproporcionados en los precios de bienes y servicios cuyos componentes de costos de combustibles y electricidad serán aplicados en muchos casos de forma especulativa. La factura petrolera se estima
en cerca de tres mil millones para este año, representando cerca del 30%
de las importaciones nacionales, así como un incremento en el gasto
referente a los subsidios de la electricidad y el GLP. Esto pudiese ser así, si no
existiese la realidad de que la demanda de combustibles es inelástica
respecto al precio, y si tuviéramos sistemas eficientes de transporte
masivo, y plantas generadoras con combustibles más baratos. De igual manera, deben
brindarse las garantías necesarias para que inversionistas locales -en
primera instancia- y extranjeros desarrollen proyectos de generación a
pequeña y mediana escala con fuentes renovables. Y promover una cultura de ahorro
de energía a través del ejemplo, convirtiéndose el sector gubernamental
en paradigma. Milton Morrison es ingeniero
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