¿DÓNDE ESTÁ EL RESPETO?

Desde hace algunas décadas la transgresión de las leyes junto a las fallas en algunos mecanismos de fiscalización y regulación de la ejecución de dichas legislaciones han debilitado el orden social e institucional del país

No existe forma alguna de que una sociedad se desarrolle sino es a través del cumplimiento de las leyes cimentadas en un real estado de derecho. Somos más los que aspiramos a una sociedad justa, cuyo orden social sea sostenible y satisfactorio.

 Desde hace algunas décadas la transgresión de las leyes junto a las fallas en algunos mecanismos de fiscalización y regulación de la ejecución de las mismas han debilitado el orden social e institucional, perfilándose una tendencia hacia el caos. Dada la situación anterior, no es casual el incumplimiento de algunas leyes y reglamentos importantes.

El caso más reciente de transgresión e irrespeto a las leyes es el de la ley general de electricidad (125-01), que no se respeta en más de una decena de articulados y desde su promulgación, en el año 2001, las autoridades han justificado su violación sobre la base de su inaplicabilidad, en días recientes, en el aspecto específico de la aplicación de sanciones para el hurto de electricidad.

En el mismo sector energético, se encuentra la ley 57-07 de incentivo a las energías renovables, que ya pasado el plazo de 90 días para la redacción de su reglamento, aun nos encontramos en la espera.  

Suerte parecida corre la Ley 19-01 que crea el defensor del pueblo, que desde hace siete años de promulgada, aún no se escogen los defensores que manda la ley.  La Ley 66-97 de educación establece el 4% del PIB como el gasto mínimo en educación, y desde su promulgación lo más que se ha invertido es el 2.7% del PIB en el año 2006.  

La ley de información y transparencia de la información pública es otra que ha suscitado en su cumplimiento controversias importantes.

La ley electoral 275-97, que la JCE alega supuestas ambigüedades en su interpretación, imposibilitando aplicar sanciones. Las leyes de presupuesto de ingresos y gastos públicos y la de contratación pública de bienes, servicios y concesiones, desde siempre sus ejecuciones han dependido de las prioridades de los gobiernos más que de lo establecido en ellas mismas.

Las leyes de tránsito nadie las cumple ni las hacen cumplir; y la Constitución de la República fue denominada una vez peyorativamente por un “supuesto” padre de la democracia como un pedazo de papel. 

Lamentablemente, hemos llegado a un punto en que las arbitrariedades en la aplicación de las leyes y los defectos del estado de derecho los estamos asimilando como situaciones normales. ¿Qué está pasando con nosotros?



Milton Morrison  es ingeniero
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