Consenso y Voluntad

Las soluciones a los problemas más acuciantes de la sociedad dominicana, que se encuentran como prioridades en la agenda nacional son de consenso para todos, pero no así las voluntades para enfrentarlos. 

El consenso, como concepto, nos lleva a visualizar acuerdos generales entre partes. La voluntad, no es más que la facultad que tenemos los seres humanos para elegir la realización o no de un acto determinado.  

El consenso absoluto no existe, pero sí es posible generar una voluntad absoluta para resolver las diferencias de consenso de las minorías y las mayorías y obtener los resultados más satisfactorios. 

 
Entendemos que la voluntad y el consenso son elementos fundamentales para la resolución de cualquier problema de carácter nacional. De ahí se desprende nuestra convicción de que la mayoría de los problemas que aquejan a la nación dominicana han carecido de ambos elementos para la búsqueda de sus soluciones.

 
Creemos en el concepto de la “voluntad del consenso”, para resolver los problemas nacionales. No es suficiente obtener acuerdos con apoyo de las mayorías, sino se tiene la voluntad para examinar y atenuar las diferencias resultantes del consenso pertenecientes a las minorías.  

Las soluciones a los problemas más acuciantes de la sociedad dominicana, que se encuentran como prioridades en la agenda nacional son de consenso para todos, pero no así las voluntades para enfrentarlos.  

La crisis eléctrica, la educación en todos sus niveles, las deficiencias de la salud, la seguridad ciudadana, la seguridad social, el transporte, y sobre todo el respeto y la ejecución de las leyes en todos los ámbitos y sectores, son ejemplos de las áreas cuyas realidades representan escollos importantes para el desarrollo nacional.

 
No creo que exista sector alguno en nuestro país que desconozca a grandes rasgos las verdaderas soluciones a esos problemas, y estoy más seguro que en su intima convicción comparten enfoques y criterios parecidos para la solución de los mismos. Entonces.

 
El arcoiris de intereses envueltos en los problemas antes mencionados, transforman voluntades de consenso en soluciones particulares. Esa es una condición peligrosa para el desarrollo nacional, que puede observarse desde hace varios años.  

Debemos entender que cuando existe consenso para llevar a cabo una acción, se necesita la voluntad de todos o de unos pocos con las herramientas y el poder necesario para alcanzar los objetivos propuestos, y mucho más cuando se trata del bienestar nacional. Cabe evocar a Charles de Gaulle cuando escribe en sus memorias:   

“La deliberación es la tarea de muchos hombres y mujeres. La acción, de uno solo”. Por tanto,¡actuemos!

 
Milton Morrison es Ingeniero. 
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