Opinión

 

LA DELINCUENCIA: PREVENCIÓN Y FUTURO

25 Junio de 2008

La República Dominicana, por la posición geográfica que posee, es un puente natural para el transporte de drogas que existe principalmente desde países de Latinoamérica hacia los Estados Unidos.

El incremento de ese transporte se debe, básicamente, a que los Estados Unidos continúan siendo los principales consumidores a nivel mundial de estupefacientes, y la lucha contra el narcotráfico que muchos países, como México, han estado librando recientemente, obligan a los narcotraficantes para buscar nuevas rutas. De esa gran cantidad de droga que pasa por el país, una bajísima parte permanece en la media isla, gracias a que, al menos al sol de hoy, no somos un país consumista, al menos en el sentido estricto de la palabra.

A esto hay que sumarle que, ser nuestro país un país pobre, el mismo no posee los elementos suficientes para hacer frente a este flagelo, ya que el combate contra dicho frente requiere de mucho dinero. En dólares. Pasando ya del ámbito nacional, al ámbito local, es preciso señalar lo que en nuestra provincia ha estado sucediendo últimamente, producto de este gran problema que nos afecta. La cantidad de narcotraficantes que están marcando espacio cada vez más resulta espeluznante. Solo hay que abrir un poco los ojos y darse uno mismo cuenta de cómo surgen nuevos ricos, de la noche a la mañana, sin conocerse trayectoria laboral ni comercial de decenas de personas. Por citar apenas un ejemplo.

Y dentro de toda esta guerra y de tanta incertidumbre, conviene resaltar que, aunque históricamente miembros de la Policía Nacional han estado ligados a estos grupos malsanos, la misma ha dado señales de que la institucionalidad en nuestro país puede ser, como ha sucedido recientemente en el municipio de Sosúa. Puede tener futuro.

En esta nueva etapa del gobierno dominicano, aún reconociendo que los problemas que se asoman presentan urgencias que deben ser atendidas con la mayor disposición y capacidad posible, no se puede perder de vista la necesidad de que se siga invirtiendo en la Policía Nacional. La labor de la Policía Nacional se basa en una política preventiva, que busca que los delitos no sean cometidos.

Pero esta política estatal forma parte de un conglomerado de acciones que deben llevarse a cabo para enfrentar a la delincuencia: primero está la acción preventiva, ya luego se pasa a una labor judicial, y finalmente a una labor ejecutoria. Por eso resulta muchas veces difícil que un delincuente llegue a la cárcel, porque para ello, luego de consumado el hecho, se tendrá que “filtrar” ese delito, porque tiene que existir la denuncia ciudadana, el apresamiento del que delinque, la puesta en manos del delincuente ante la justicia, llevar a cabo todo un proceso judicial al mismo, y luego tener que llevarse a cabo una labor ejecutoria de la sentencia que condene al delincuente.

Sin mencionar en cuenta el coste que finalmente supone al estado encarcelar durante el tiempo que dure la pena al que haya infringido la ley. Cada uno de estos procesos hace que, no solamente sea numéricamente imposible que el 100% de los delitos que se cometan, se llegue a condenar y a ejecutar la pena al 100% de los infractores.

Haciendo un esquema ejemplificativo, imaginemos que se cometen 50 delitos, se denuncien 40 de ellos, la justicia condene a 30 de ellos, y  finalmente 20 de ellos completen una condena. De los 50 delitos originales, solamente 20 violadores de la ley resultan condenados por sus hechos delictivos, y 30 de ellos habrían burlado la política estatal.

Para que las políticas estatales funcionen, se necesita que el estado invierta en cada una de las etapas que anteriormente mencioné, y sin quererlo, debo de recordar que tenemos la capacidad económica limitada, ya que el gobierno debe de invertir en salud, educación, turismo, transporte, y demás campos, que restringen considerablemente los márgenes de actuación del gobierno.

Pero si tenemos este problema, que deberemos ir solucionando paso a paso, sería interesante cuestionarnos sobre la necesidad de invertir de manera significativa en la prevención del delito, esto es, tomar una política enérgica a priori, más que a posteriori. Mejor evitar un delito, que sancionarlo luego de consumado. En realidad a la sociedad le interesa que no se cometa el delito, más que la sanción del mismo.

Mediante la prevención del delito, se estaría haciendo una disuasión del mismo, y el coste social final que suponen los delitos se verían reducidos significativamente.

Por ello, la política estatal en este sentido debe estar destinada a la inversión en equipamiento tecnológico y logístico de la policía, en la capacitación profesional de los mismos, y sobre todo, en aumento sustanciales de los sueldos que devengan. Por sobre todo, con especial énfasis en nuestra provincia, la cual vive directamente del turismo, y el daño que se haga al turismo tiene un riesgo sistémico en todas las demás áreas económicas, dándose un efecto dominó.

Si baja el turismo, se cobra menos impuestos aéreos, no se llenan los hoteles, se empiezan a despedir camareros, el restaurante de la esquina vende menos, y el motoconcho ofrece menos servicios. 

En esta nueva etapa gubernamental, si bien es cierto llegarán nuevos problemas que deberán ser enfrentados con actitud, no menos cierto es que la seguridad ciudadana significará uno de esos problemas que deberá atenderse con suma prioridad.

Un primer paso para ello podría ser enfrentándolo desde el ámbito provincial, mediante una cumbre de síndicos municipales, diputados, cuerpos policiales y militares, el senador, gobernador y la sociedad civil, donde cada parte colabore en la medida posible para enfrentar la problemática, donde se tomen medidas conjuntas para aplicar un programa eficaz en contra de la delincuencia.

 Pero que de hacerse una cumbre, se tomen acciones reales, efectivas, contundentes (las buenas intenciones y las bellas palabras no bastan, se las lleva el viento. Por demás está decir que son hijas del olvido). Animemos a nuestros representantes, nos beneficiaríamos todos.

El Autor es Abogado.
Contacto: [email protected] 

 
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