COSAS DE MI PUEBLO
Junio 26 ,2007
Cuando inmigré por primera vez desde Santo
Domingo a Puerto Plata, el 17 de enero de 1987, quedé un poco
sorprendido al observar un parque con tantos árboles y el
ordenamiento del mismo, además del orden de este pueblo, su
quietud, pero sobre todo del deseo de sus gentes en querer
ayudar a los forasteros como yo para esa época, claro, yo junto
a mi esposa; llegábamos de una ciudad grande y desordenada,
llena de basuras y hoyos y de caos en las vías publicas; como
era la ciudad capital y como sigue siendo todavía.
Sólo ha bastado 20 años, la mitad de una
vida; para que mi pueblo no sea ya mi pueblo, sino una ciudad
cualquiera, tal como dice el desaparecido cantante Luisito Rey.
Aunque para esa época Puerto Plata no era
quizás el mejor de los pueblos nuestros, pero por sus encantos
playeros, su teleférico, su parque central, su malecón, sus dos
puertos, su gente y por la forma de su tránsito se podía afirmar
que era un pueblo con características especiales, las cuales
sólo eran comparables con el municipio de Baní en el sur del
país, que para la época; no sé ahora, visitarlo era un orgullo.
En mi época de estudio de las ciencias
agronómicas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
recuerdo que me reunía en la “embajada” de Puerto Plata (sitio
donde se reunían los grupos estudiantiles de cada provincia
dentro del campus universitario, y recuerdo cómo los estudiantes
de este pueblo se sentían orgullosos de permanecer a Puerto
Plata, como se desplayaban hablando de su ciudad,
extendiéndoles una invitación para un fin de semana. Ahora no
sé si los puertoplateños sienten el mismo orgullo de esa época,
ya que, aún con el remozamiento canalizado por el gobierno
central a través de los recursos dejados por la entrada de cada
turista que nos visitan, aún así todavía nuestro pueblo sigue
engullido en las improvisaciones, la falta de planificación
urbana y sin planes estratégicos de desarrollo sistemático y con
continuidad de municipal y de estado, por los cuales, nosotros
los puertoplateños podríamos sentirnos orgulloso de extender
invitaciones para que nos visiten.
Aunque ha habido buenos intentos a través
de instituciones representativas de Puerto Plata, aún no se ha
materializado un plan de desarrollo real para que nuestra ciudad
crezca de una forma organizada y planificada; la reorganización
de la avenida Gregorio Luperón (malecón), de la Av. Manolo
Tavárez Justo, la entrada en servicio del sistema de
alcantarillado y las extensiones de los servicios de agua
potable por la mayoría de los barrios de este municipio, podría
ser el comienzo de un plan organizado a nivel gubernamental y
municipal, pero realmente no es así, ya que esas valiosas obras
sólo están siendo ejecutadas bajo un interés puramente político
con motivo de satisfacer el ego personal de algunos funcionarios
del gobierno, con lo que hacen su plataforma para futuras
inversiones personales y para sacar buenas comisiones.
No obstante, por parte de la sindicatura
del municipio se nota alguna mejoría y algunos intentos de
organización urbana, pero no es suficiente, porque todavía se
está respondiendo a intereses de fuerzas política de compromiso
previo y se notan las ingerencias de otros estamentos estatales,
de forma tal que la ciudadanía critica la forma como Secretaria
de Estado de Turismo, con su ministro actual, señor Félix
Jiménez (Felucho), interfiere de forma directa en los asuntos
municipales, tanto que se toman decisiones de desajuste cultural
y la sindicatura tiene que quedarse con los brazos cruzados, tal
como fue el caso de el desastre natural que se realizó en
nuestro difunto Parque Central, ahora llamado parque de las
palmas reales y el caso del desplome de todos los árboles
destruidos en la rotonda que une las Av. Hermanas Mirabal, la
Av. Luís Ginebras y la Av. Manolo Tavárez Justo, donde habían
especies de palmeras organizadas con varios años de edad y se
sacaron de su lugar, no se sabe a donde fueron a parar o a quien
se la vendieron y el colmo es que se le está sembrando palmas,
otra vez, pero tampoco se sabe quienes se están beneficiando
con las compras de esas palmeras, tanto sacándolas del lugar
como reponiéndolas.
Está muy bien que desde el gobierno central
se intervenga en asuntos de planificación desarrollo urbanístico
en los diferentes pueblos y municipios, pero ningún alcalde
municipal debe dejarse apabullar políticamente con tomas de
decisiones puramente municipales, en tal caso. Me refiero a
las intervenciones e ingerencias, para que tal desastre haya
pasado en este pueblo se debió tomar en cuenta algunos
aspectos dentro de las discusiones que se dieron en las
secciones de legislativas de los diferentes representes
municipales, si fue que eso paso, de tal forma por la sala
capitular, sembrar palmas en un lugar céntrico de la ciudad,
como lo he el Parque Central quizás no esté mal porque somos
un país tropical, llenos de palmeras por doquier, pero se debió
tomar en cuenta ciertos términos, tales como ciclo de los
árboles, el tipo de especie, el esparcimiento ciudadano, entre
otras cosas. Casi puedo asegurar que ese reordenamiento del
parque, así como la mayoría de las obras en ejecución serán
terminadas al inicio de la próxima campaña electoral
presidencial, para así seguir llevándonos como pavo de navidad,
o de lo contrario, permítanme equivocarme.
Cuando se reorganizó el malecón, también
sin consulta alguna y como nos ha acostumbrado este gobierno y
sus flamantes funcionarios, nosotros los ciudadanos de Puerto
Plata pensábamos que realmente se haría un reordenamiento de esa
importante avenida, y hasta llegamos a pensar que se sembrarían
árboles de canas en toda la ribera de la playa adjunta a la
avenida y que también se harían parqueos en los espacios de área
verde que están disponibles, así como también pensamos que se
reorganizarían las casetas en esa áreas disponibles, incluso que
se harían edificaciones adecuadas para negocios de restaurantes
con parqueos y así aprovechar la reestructuración de las playas
incluyendo miradores en andamios de maderas como los hay en
Puerto Rico, Miami y en algunas de las Islas Vírgenes, y lo
pensábamos, debido a que son muchas las veces que nos ha dicho
que nos convertirán en otro pueblo o en un Miami chiquito.
Sin embargo, ahora está arrabalizando todo
el litoral de la playa con casetas de mal gusto que si bien,
cubrirán un reclamo de los caseteros y de los vendedores de las
playa, no es menos ciento que también entrarán en conflicto con
los compañeritos del partido cuando comience el reparto; sin
embargo, y aunque se hacen algunos esfuerzos con acciones como
estas, nuestro pueblo siempre permanecerá por debajo de los
estándares de otro polos turísticos que empezaron último que
Puerto Plata.
[email protected]
Su comentario sobre esta
opinión |
Evite los insultos, palabras soeces,
vulgaridades o groseras simplificaciones |
|
|
|
|