Opinión

 

EL INSULTO Y LA DIATRIBA COMO LOS ELEMENTOS RELEVANTES DEL DISCURSO POLITICO

 2 de febrero de 2008                           

Es una verdadera lástima que los principales líderes de las organizaciones políticas que han gobernado el país en las ultimas cuatro décadas estén presentando a toda la nación dominicana y al mundo el triste espectáculo del mas aborrecible y deprimente festival de insultos y diatribas.

La dirigencia de los partidos revolucionario dominicano, de la liberación dominicana y reformista social cristiano no se sienten satisfechos con los desastres que han propiciado cuando les ha correspondido detentar el poder en los últimos cuarenta años en la vida republicana, sino que ahora están demostrando cual tiene el repertorio más florecido para establecer una marca en las diatribas y los insultos, bajo el supuesto de que los miembros de la sociedad dominicana en todo su estratificación carecen de cerebros.

No es suficiente para estos genios de la política dominicana  hayan sometido al país a una situación, en el periodo antes señalado, donde no se haya resuelto uno solo de los problemas básicos y fundamentales del país como lo es el problema de salud pública, el de la carencia de calles y carreteras en buen estado, el de  la agropecuaria, el de la educación, etc. Sino que por el contrario, se han agudizado el del narcotráfico, la corrupción administrativa y su consiguiente impunidad, la delincuencia, la carencia de empleos, el clientelismo y la demagogia que tanto daño les han proporcionado  a la buena salud de la vida nacional

Parece ser que esos líderes no tienen conciencia del rol que desempeñan antes sus seguidores y la sociedad misma, pues se denomina líder aquella  persona que es capaz de influir en las desiciones de otras, que quien ostenta esa posición se convierte entonces en  un referente de comportamientos que muchas veces su opinión es la mas valorada e imitada por sus seguidores. Establecer el camino del denuesto, la diatriba y el insulto por del liderazgo político nacional  es como sembrar la simiente en un terreno muy fértil de la intranquilidad social.

Pero no es de extrañar ese comportamiento  en una clase política  que muestra cada día más un verdadero y olímpico desprecio por el bienestar de la mayoría del pueblo dominicano, la carencia de una autenti.ca conciencia de clase y un individualismo enfermizo que motoriza el enriquecimiento a cualquier precio, no importa si sustrayendo ilícitamente los recursos de las arcas públicas, el tráfico de influencias o de cualquier otro modo, los cuales  son los motores impulsan esa actitud reprochable.

En esa misma dirección se inscribe esa actitud desaforada del descrédito del contrario, cuyos mensajes muchas veces describen  lo que realmente son, pero que en un debate político uno quisiera escuchar propuestas creíbles, factibles, realizables,  practicables, inspirador de un pueblo noble, trabajador y sobre todo tolerante como es nuestra muy apreciada sociedad dominicana.  

El pueblo domoninicano repudia,  clama y exige por lo menos la desaparición del insulto y la diatriba  como elementos relevantes en el discurso político dominicano y mayor  respeto de la clase política.  

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