DEBEN PASAR AL ZAFACÓN DE LA HISTORIA
08 de Abril de 2008
Definitivamente que más temprano que tarde
la sociedad dominicana tendrá que abocarse hacia una profunda
reflexión colectiva conducente hacia la búsqueda de modificar lo
que pudiera denominarse como un pésimo hábito a la hora de
seleccionar a los que tienen la oportunidad de llevar las
riendas del poder político.
No es posible, si se aspira a que se
registre un radical cambio en el nivel de vida de las
empobrecidas familias dominicanas, que son las mayorías, que se
siga en una especie de círculo vicioso.
Cada cuatro anos se presenta un conjunto de
organizaciones políticas tradicionales cuya dirigencia ha
desarrollado una extraña metodología de comportamiento, entran
en chancletas a la administración publica y salen en lujosas
jeepetas, pero lo fascinante de todo esto es que nadie se
escandaliza, ni los compañeros o compatriotas que se precian de
honestos, ni la máxima dirigencia de las referidas
organizaciones ni el pueblo que en última instancia es el más
perjudicado, ni los legisladores modificando leyes para alcanzar
los amigos de lo ajeno, ni los fiscales y del sistema judicial
ni hablar, que se hacen de la vista gorda, mucho más si se trata
de miembros del partido en el poder, de modo y manera que
existe una impunidad múltiplemente garantizada.
Mientras tanto muy distante del disfrute
del bienestar que produce el crecimiento de la riqueza que
generan los agentes productivos del país, rodeado de una
miseria que lacera el alma de los más insensibles, ahí yacen
millares de dominicanos carcomidos por la ignorancia y las
carencias materiales y espirituales, sin que nadie se conduela
ni le llame la atención aquel espectáculo dantesco.
No hay que ir muy lejos para tocar esa
realidad solo hay que introducirse en uno de los barrios que
los políticos visitan en tiempos de campaña para vivir esa
realidad.
Estos profesionales de la mentira y el
engaño,-me estoy refiriendo a los políticos tradicionales-, han
partido para diseñar su estrategia de falsas premisas: piensan
que pueden engañar toda la vida a muchas personas, que la gente
es desmemoriada, que las personas no notan el cambio de vida
entre el momento que asumen el poder hasta el que salen,
que están dispuestas a dejarse engañar sin inmutarse, etc.
Lo cierto es que el pueblo es paciente,
tolerante, demasiado decente, que sufre hasta estoicamente sus
padecimientos, pero reza un viejo proverbio sacado de la misma
entraña de ese mismo pueblo: "No hay mal que dure sien años ni
cuerpo que lo resista".
Si usted es de la esfera gubernamental o
pertenece a uno de los partidos tradicionales estarás pensando
que el autor de este artículo es un frustrado, que tiene un
discurso de los años setenta, que es un desadaptado social o un
resentido, nada de eso..... lo que es, es un dominicano
que tiene enraizada una profunda convicción respecto de que
muchas personas puede vivir mejor si se establecen políticas
desde el gobierno con la verdadera intención de combatir la
pobreza con los recursos que muchos malos dominicanos se roba
desde el poder, si en definitiva se contara con un grupo de
dominicanos auténticamente comprometidos con el saneamiento de
la administración pública, sancionando ejemplarmente aquellos
que le quiten la oportunidad a millares de dominicanos de
educarse, de recibir un servicio decente de salud, de vivir con
dignidad como le corresponde a un ciudadano de cualquier parte
del mundo en este tercer milenio, etc. , y no arrastrado en una
pobreza indigna, de carencias extremas, como mal viven millones
de dominicanos, por culpa de unos señores que se han erigidos
dueños exclusivos del patrimonio del pueblo: los políticos
tradicionales, pero la fuerza dialéctica van poniendo cada
cosas en su lugar, ya el partido reformista, cuyos gobiernos se
caracterizaron por la horca y el cuchillo tiene su lugar, así le
pasara a sus dos gemelos en sus momentos: EL PRD Y EL PLD deben
ser colocados en lo más profundo y fétido del zafacón de la
historia.
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