A raíz de la toma de la Catedral San Felipe en Puerto Plata por parte del Colegio Médico Dominicano (filial Puerto Plata), y de la huelga general en dicha provincia el pasado día 12 de este mes de agosto, algunos han llamado la atención del “daño” que estos movimientos de reclamos pueden causar al turismo. De esa manera, con la excusa de que se “daña” el turismo, se pide a la población que se quede inmóvil ante los problemas sociales.
En mi opinión, el mayor daño al turismo y a la economía de Puerto Plata, lo causa la indiferencia del Gobierno de turno, y de los que han pasado en las últimas dos décadas. Indiferencia que se magnifica con la pobre actuación de las autoridades municipales y provinciales de los últimos años, incluyendo a las actuales.
No es posible, que uno de los principales destinos turísticos del país tenga la actual apariencia paupérrima. Veamos:
Muchas de las calles de la ciudad, incluyendo el centro histórico son intransitables.
En Puerto Plata, cuando caen dos gotas de agua, la parte baja de la cuidad se convierte en un gran lago.
El aspecto del entorno del puerto luce en total abandono. Los dos puertos como tal son infuncionales para la actividad turística.
El servicio de energía eléctrica es extremadamente deficiente, lo mismo que el de agua potable.
El transporte es un caos, lo cual se puede comparar a un infierno terrenal con cientos de motocicletas circulando de manera temeraria y contaminando tanto de forma visual, auditiva y con las emisiones.
La costa de Puerto Plata luce contaminada en varios puntos, ante la ausencia de plantas de tratamientos de agua residuales. Los desperdicios en todas sus formas son manejados de manera inadecuada, incluyendo un vertedero en la entrada Oeste de la ciudad, a escasa distancia de varios proyectos turísticos.
A todo lo anterior se suma, que las vías de comunicación terrestre para llegar a la provincia y para desplazarse entre los municipios, presentan deterioro progresivo. En ese sentido, la carretera turística, General Gregorio Luperón, solamente es el nombre. Lo mismo, la vía que comunica con Navarrete, la cual se ha convertido en una especie de camino vecinal altamente peligroso, a esto se suma que no es suficiente para el flujo de vehicular que la utiliza, incluyendo la gran cantidad de camiones que tienen que transitar por ella, especialmente para la transportación de mercancía desde y hacia el puerto de Puerto Plata. Igualmente preocupante es el estado de la carretera que une al municipio cabecera con Sosua, la cual tiene uno de sus puentes a punto de colapsar. De seguir enumerando, se puede concluir, que Puerto Plata, prácticamente no tiene carreteras.
Puerto Plata de ser uno de los principales puertos de los cruceros de la ruta del Caribe, en la actualidad no recibe ningún barco turístico; obviamente el estado de abandono en el que se encuentra hace impensable el arribo de embarcación turística alguna.
Las edificaciones en estilo victoriano que daban un aspecto visual a la ciudad de Puerto Plata distinto entre muchas otras, se han dejado deteriorar progresivamente ante la mirada indiferente de las autoridades.
Las autoridades de Puerto Plata no han sido capaces de señalizar correctamente la provincia y especialmente la ciudad principal. Por ejemplo, se adolece de algo tan sencillo y básico en ciudades turísticas como las señales de transito e informaciones básicas del territorio en varios idiomas.
De ese pueblo cosmopolita, pacífico, bello, hospitalario que era Puerto Plata van quedando solo los recuerdos.
Pero todavía estamos a tiempo de cambiar la actual situación. Es posible que vuelvan los cruceros, lo mismo que aumentar la calidad del turismo de los resorts, cambiando, por supuesto, el nefasto modelo de todo incluido. Pero para eso hace falta que la voluntad del Gobierno se una a la de todos los sectores de la provincia y podamos volver a tener la tacita de plata.