SE PRECISA DE CREATIVIDAD
Por: Ramón Tejeda Read
Miércoles 03 de Diciembre de 2008
Es esperanzador saber que algunas de las
recomendaciones que hoy se ofrecen para enfrentar los efectos de la
crisis económica mundial ya estaban en marcha hace un tiempo en nuestro
país. Y ésas son señales buenas.
Al César lo que es de César. El aumento notable en
la inversión del Estado en obras de infraestructura es un ejemplo. Al
Metro de Santo Domingo— una inversión multimillonaria a la que sin duda
se pueden hacer muchas críticas, particularmente al secreto que rodea su
presupuesto— le siguieron varios elevados y todo un programa de obras
que sigue en marcha y que es complementado con el desarrollo paralelo de
la construcción privada, particularmente en viviendas.
Pero hay que reconocer también la puesta en marcha
del programa Solidaridad, la inclusión de cientos de miles de personas
en el Seguro Nacional de Salud, la reciente puesta en marcha del
bonogás… y habría que recordar que también es un logro de las
autoridades el haber mantenido la inestimable estabilidad
macro-económica, a pesar de las precariedades.
Habría que agregar otras iniciativas, pero para
muestra basta un botón y hemos mencionado más de uno.
Porque no es justo ser cicateros o mezquinos a la
hora de reconocer méritos a la presente administración, que los tiene.
¿Que se pudo haber hecho más con lo mismo? Seguro.
¿Que no es suficiente lo conseguido? Claro que no lo es.
¿Que con un mínimo de austeridad real y otro de
supervisión de la administración de los recursos en ciertos niveles de
la administración pública se obtendrían fondos en cantidad importante
para dirigirlos a sectores que esperan más atención, como educación,
salud, envejecientes, mypimes, por sólo mencionar tres? Es cierto.
¿Que una de las consecuencias del proceso de
reelección es precisamente el descontrol en el gasto que trae aparejado
y que hoy pagamos unido a la crisis internacional que toca nuestras
puertas? También es cierto, pero agua pasada no mueve molino, dicen por
ahí.
El problema ahora es que la realidad es muy
cambiante y que hay señales claras y serias de que el modelo actual se
agota. De que la crisis internacional tendrá repercusiones severas en
nuestro país, a pesar de todo.
El deterioro social evidente en el aumento de los
viajes ilegales y de la delincuencia, en el pesimismo y la desesperanza
de importantes sectores de la población advierten de la necesidad de
mayores esfuerzos en pro de los más vulnerables, entre los que incluyo a
buena parte de la llamada clase media.
Se impone considerar nuevas medidas de estímulo a
la producción y al empleo pensando en fortalecer el mercado local; se
precisa de creatividad (incluso a nivel fiscal) para dar con opciones
que se dirijan al sostenimiento de la micro, pequeña y mediana empresas,
incluyendo al sector informal de la economía que da empleo a buena parte
de los dominicanos y dominicanas que trabajan.
El trabajo comunitario en sus variadísimas facetas
ofrece oportunidades inmensas para llevar esperanza, alivio,
solidaridad, entusiasmo y confianza a las comunidades y es una lástima
que el Gobierno no lo incluya en sus planes mas que como aliado
menesteroso.
De no dar pronto con nuevas propuestas, el
deterioro social puede complicarse con las señales evidentes de crisis
económica y las consecuencias de esa combinación pueden ser funestas.
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