¿QUÉ HACER EN EL SEGUNDO SEMESTRE?
Por: Roberto
Rodríguez-Marchena
Lunes 25 de Mayo de 2009
A un mes de terminar el primer semestre del año,
conviene un alto en el camino para reajustar expectativas y acciones
públicas y privadas por lo que resta del año. Después del día de las
Madres, que será este domingo.
Como punto de partida para ese reajuste necesario
hay que convenir que durante los primeros cinco meses del año en la
economía dominicana no ha ocurrido nada que no fuera previsible esperar:
decrecimiento o recesión en la producción, de las remesas, del turismo,
en la construcción, aumento del desempleo, caída de las exportaciones,
de las importaciones y del consumo en negocios y familias, estabilidad o
reducción de precios, sequía en el crédito, limitada baja en las tasas
de interés, restricciones en el uso de las tarjetas de crédito, caída de
los ingresos gubernamentales, parálisis en la inversión pública y
desinterés de la inversión extranjera directa. Ahora se agrega que la
banca multilateral, cuyo negocio es prestar, no quiere aprobar
importantes solicitudes de préstamos porque no le resultan confiables
las cifras ni las estrategias gubernamentales.
Sin embargo, para algunos observadores, despistados
presumo, todavía no ha ocurrido nada, la crisis económica internacional
todavía no ha tocado territorio nacional, no hay daños visibles a la
vista, todo sigue normal y, por tanto, el gobierno nacional puede seguir
impertérrito con las mismas políticas públicas, no necesita cambiar
nada, como si todo lo mencionado en el párrafo anterior no fuera una
evidencia clara de los efectos del huracán económico mundial y de la
debilidad en las acciones de prevención y rescate de familias y negocios
dominicanos.
En los meses por venir, para el gobierno nacional,
las familias y negocios, la tarea no deberá ser prepararse para las
dificultades que podrían ocurrir, sino salir de ellas.
El problema es que los que cotejan las cifras y les
dan carácter oficial, suman lo mucho de pocos, con lo poco o nada de
muchos y ofrecen una media, que es sólo eso, una media verdad. Y entre
los que toman las decisiones en el gobierno, muchos las creen y los
descreídos las usan para negar toda evidencia. Hay crecimiento,
insisten, pero no explican de quienes, de cuales empresas.
Naturalmente que hay sus excepciones en el gobierno
nacional. Los hay que reconocen las dificultades y el peligro de no
hacerle frente adecuadamente. Como ya es costumbre: el secretario de
Economía, Planificación y Desarrollo. Temístocles Montás advirtió el
jueves la pertinencia de reajustar las políticas públicas y pensar en la
conveniencia de firmar un acuerdo de más alto nivel (stand by) con el
FMI, no sólo para evitar el colapso de las empresas eléctricas, sino
también para ofrecer confianza a los agentes económicos nacionales y
extranjeros. Un reajuste ético y financiero y en mejor sintonía con la
agenda de las comunidades, ha sugerido José Rafael Vargas, presidente
del Indotel y uno de los estrategas de la comunicación presidencial, en
un artículo publicado el viernes pasado en el Listín Diario.
Para empezar, y de inmediato, quizás lo más
sencillo sea que el Consejo de Gobierno mire el presupuesto de ingresos
y ley de gasto público convocado por la prudencia y disponga un reajuste
realista. Es el mejor blindaje a la incertidumbre.
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