QUE DEJEN TRANQUILA A LA UASD
Entre las iniciativas que habrá que agradecer siempre al presidente
Leonel Fernández está su especial preocupación por la Universidad
Autónoma de Santo Domingo.
Las excelentes instalaciones de la UASD en Higuey, Puerto Plata y Nagua,
por ejemplo, y las que están en construcción en otras extensiones de esa
institución son muestras estupendas de esa preocupación.
Pero lo mismo habría que decir del remozamiento que se lleva a cabo de
las instalaciones en la sede central, un esfuerzo ingente y sostenido
que comenzó en la primera administración morada y continúa hoy con igual
brío.
Es ése el tipo de intervenciones que necesita la UASD, en la cual
alrededor de 200 mil jóvenes pugnan por superar el atraso y salir de la
miseria por la vía más idónea—la educación—al tiempo que se preparan
para contribuir al desarrollo del país.
Y hay que hacer hincapié en esa política gubernamental porque debe ser
puesta en contraste con las otras intervenciones de los partidos
políticos en la UASD.
Hace días oímos al candidato del PRSC expresar su apoyo a uno de los
candidatos a la rectoría de la UASD y luego oímos al PLD y al PRD hacer
lo propio, como si se tratara de llevar al seno de la academia la
campaña electoral que con tan poco acierto protagonizan.
Hace mucho tiempo que los partidos debieron abandonar a la UASD como
escenario de sus actividades. Y no estamos diciendo nada nuevo. El mismo
presidente Fernández ha sido abanderado de esa idea. Y con razón.
Como academia de altos estudios, las posiciones allí debían estar
sujetas a la preparación académica; a los méritos intelectuales y
científicos; a la capacidad para agenciar apoyo institucional y
económico dentro y fuera del país; a las propuestas de superación de la
gestión y la recaudación de los recursos; a las iniciativas para ir
haciendo crecer al instituto hasta la alta investigación, y a todas las
prendas morales y humanas que puedan exhibir los aspirantes a esas
posiciones y no al apoyo de tal o cual partido político.
Ver a la UASD bailar en el lío de nuestros partidos políticos—incluidos
los de la llamada izquierda que allí medran también hace añales—no
augura nada bueno para el futuro de aquella institución.
Lo mejor que le podría pasar a la universidad es ver salir de ella—de
una vez y para siempre—a esas organizaciones que no van sino a llevar
allí el propio muladar en que se revuelcan. Que una cosa es la academia
y sus deberes para con la sociedad y otra la politiquería.
Su comentario sobre esta
opinión |
Evite los insultos, palabras soeces,
vulgaridades o groseras simplificaciones |
|
|
|
|